El veterano político–adeco– Antonio Ledezma, clasificado desde el siglo pasado como uno de los “delfines” del expresidente Carlos Andrés Pérez, se ¿disfrazó? de “Superman” el Día del Niño.
Mucha gente, al verlo vestido de franela azul con el símbolo de “Superman” en el pecho, se preguntó: ¿Por qué simplemente no se puso una capa negra, cuando todo el mundo lo conoce como el “vámpiro” Ledezma?
Pero se trataba precisamente de mostrarle a Venezuela que sus ideales e intereses están con la hegemonía imperialista, con el ideal de justicia de la OTAN.
Ledezma, en su papel del alcalde metropolitano con su disfraz, trabajaba el inconsciente colectivo, el reflejo condicionado.
Así mismo lanzaba un mensaje al Gobierno, a la Revolución Bolivariana: “No creemos en los ideales de independencia y la soberanía de los países y los pueblos”.
Además, “sembraba” en el imaginario infantil la simbología imperial (nuestros niños llevan la carga ideológica –audiovisual– de miles de horas de TV y cine hegemónico de los yanquis y el sionismo).
El heredero adeco, con su disfraz de “Superman”, le dice al sionismo y al imperialismo que él defiende sus intereses en Venezuela, que es su lacayo.
Ledezma se declara anticomunista, le da alergia el patriotismo, la patria, el pensamiento antiimperialista del Libertador Simón Bolívar.
El “súper vámpiro” no censura el genocidio sionista contra Palestina, jamás condenará los bombardeos del imperialismo y la OTAN contra mujeres y niños en Irak, Afganistán o Libia.
No nos extrañaría que en la campaña electoral repita el disfraz, pero esta vez con el calzoncillo sobre el pantalón.
Nota: artículo publicado en diario Correo del Orinoco No CO-1418 del 23 de agosto de 2013 con el título: “El Súper Vámpiro”
