¡Ojo Nicolás! El plan de la oposición está clarísimo: odio, violencia y muerte

Leopoldo López, María Corina Machado, Ramón Guillermo Aveledo y Antonio
Ledezma lo han dicho centenares de veces en diferentes escenarios: “Maduro
no puede ni durará 6 años al frente del gobierno nacional, las acciones de
calle lo sacarán del poder y la salida no será por la vía de los votos”.
¿Qué significa esto? Pecaríamos de ingenuos si no leemos que todos forman
parte de un plan que pretende convertir a Venezuela en un territorio de
violencia, que ensangrentará la patria y cobrará la vida a miles de jóvenes
que merecen un destino mejor.

No porque perdieron la posibilidad de generar un caos nacional a partir de
la paralización de PDVSA, o porque los militares traidores se fueron a
Altamira, o por que la CTV es un cascarón vacío o porque la Conferencia
Episcopal no convence ni a las abuelitas, van a renunciar a su sueño de
destruir la Revolución Bolivariana cueste las vidas que cueste.
No olvidemos que quien promueve y paga tiene un poderoso motivo: El
petróleo de la Faja Petrolífera del Orinoco está tomando rumbo a Asia y
América del Sur.

Necesitan entonces desestabilizar el país a través de la violencia y la
muerte y les sobran opciones para ello. No en balde cuentan con el apoyo
del imperio que más gobiernos ha derrocado durante su existencia y más
muertes ha generado en el planeta.
Una de esas opciones es la que han venido practicando y perfeccionando los
gringos en diferentes partes del mundo: Generar condiciones y matrices de
opinión que hagan ver al gobierno, tanto dentro como afuera, como un
gobierno rechazado por la mayoría de la población.

Cubierta esa etapa, le sigue la de lanzar sus partidarios a la calle. Más
tarde vendría la fase de la muerte. Aquí la clave es que no importa quien
caiga, ni de que lado; lo importante es que sean muchos y se pueda culpar
al gobierno de ello. Lo demás es sencillo; repetir historias como las de
Libia y Siria.

En Venezuela todo está conectado con este plan, nada representa un hecho
aislado. ¿Cuántas veces hemos dicho que la campaña de descrédito que
pretendía mostrar a Venezuela como el país más violento del planeta tenía
como intención generar protestas en el momento adecuado? ¿Cuántas veces
hemos dicho que el acaparamiento, el bachaqueo y la especulación tienen ese
mismo objetivo?

Algunas de esas campañas han fracasado, pero otras tienen éxito y la
oposición considera que está llegando el momento de dar el zarpazo final.
Ya están movilizando sus seguidores a lo largo del país. ¿Las razones? La
inseguridad, la inflación, la escasez y otras. Cada día son más
manifestaciones y más violentas.
Obviamente no esperan que los militares venezolanos desconozcan el gobierno
del presidente Maduro y mucho menos que sus seguidores lo hagan renunciar,
pero con eso no cuentan… Su estrategia es la muerte.

Pronto se iniciarán los asesinatos en las manifestaciones y con ello la
campaña destinada a mostrar al gobierno como represor, criminal y sin
respaldo popular. El siguiente paso es la intervención de los mercenarios
paramilitares y con ello lo temido: una guerra interna.
Ya deben tener cuadrado el respaldo militar, económico y logístico a los
“rebeldes”.

El que tengan éxito o no, depende de cuan eficiente sea el gobierno en su
plan para enfrentarlos. Mientras tanto ellos siguen adelante y nosotros nos
preguntamos: Si sabemos quienes pretenden causarle tanto daño a la patria
¿por qué no los apresamos? Que chillen todo lo que quieran, pero con los
cabecillas en un calabozo.
¿No actúan así la mayoría de los gobiernos del mundo cuando detectan a
grupos planificando acciones contra la vida, la paz social y la integridad
del país? Que digan que se trata de represión, pero la salvación de la
patria y miles de vidas lo justifica.



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Alexis Arellano


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