Hasta nos mamaron gallo bajándose los pantalones

A los revolucionarios no se les debe exigir más: llevan 15 años recogiendo cadáveres y haciendo sacrificios. Los pacíficos son los opositores, pero los que caen abatidos por las balas son los chavistas. Actualmente en medio de esta guerra económica llevada a cabo por facciones golpistas nos exponen diariamente a colas, incrementos, vejaciones, humillaciones; y a pesar de todo, se acata como gente disciplinada los llamados a la cordura y a la tolerancia del presidente Nicolás Maduro,  pero creo que ya son demasiados los asesinatos mientras los responsables andan libres y desafiando la justicia venezolana.

                Desde que El Gigante llegó a Miraflores, los opositores no han dejado de matar gente, empezando por los humildes campesinos que en su momento enfrentaron el latifundio y en contra parte ha sido poco o nada el castigo para los homicidas. Ha reinado la impunidad.

                Últimamente - me refiero al 15A- el ex candidato presidencial Henrique Capriles Radonski hizo un exhorto de arrechera que desencadenó en 15 fallecidos, y cuando se esperaba que, por lo menos, le dieran un pao pao ¡y no lo vuelva a hacer!- el violento de la noche a la mañana se nos llenó de ternura y se hizo puro amor y paz. Es casi un osito de peluche en tanto los gritos de la población chavista pidiendo mano dura contra los actores intelectuales del desastre, se pierden en la distancia del tiempo.

                Ahora fue Leopoldo López con su colaboradora inmediata, la diputada María Corina Machado. Lo más cumbre del caso es que lo de las intenciones golpistas de estos dirigentes se sabía de antemano, no tanto porque lo alertara bastante gente a través de los medios de comunicación, sino porque el mismísimo fascista del partido Voluntad Popular conminó a subvertir el orden en las narices de este país, y no ocurrió nada. Tampoco pasó la víspera del 12 de Febrero cuando protagonizó un escándalo en el aeropuerto de Maiquetía. A eso le pueden colocar cualquier eufemismo, pero es un camión de debilidad.

El Gobierno debió de actuar y no lo hizo. Mejor dicho, debió proceder con firmeza desde la llamada de arrechera de Capriles, sin embargo, los chavistas todavía continuamos a la espera de la fulana justicia.

                Después, hasta nos mamaron gallo. Comenzaron bajándose los pantalones en las protestas y mostrándonos el trasero en público,  siguieron con la revuelta en Táchira y finalmente desencadenaron el desastre el Día de la Batalla de la Victoria, que dejó tres muertos y graves destrozos en varias ciudades del país.

                No dudo en que el pedido general debe seguir siendo a la paz tal como lo hace el Presidente Obrero, pero eso no implica que se deje de ejecutar la ley, que no se cumpla con todo rigor ese librito chiquito y gordito de color azul que los altos funcionarios gubernamentales no sueltan del bolsillo.

Hay orden de captura contra Leopoldo López y un discurso contundente por parte de Nicolás Maduro en cuanto a la justicia que se debió imponer desde hace tiempo, y eso nos devuelve el optimismo, aunque el fugitivo de los desórdenes del 12 de Febrero se ve envalentonado y desafiando al Primer Mandatario Nacional y no se sabe por qué, menos qué tiene entre manos.

De lo que se tiene certeza, porque se hizo evidente, es que si el Gobierno revolucionario no castiga a esos pseudos políticos garganta alegre que llaman a la arrechera para que los incautos salgan a matarse, en cualquier momento la situación se le sale de control.



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Alberto Morán


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