Caeríamos en un terrible y garrafal error si los revolucionarios asumimos una postura pasiva ante los hechos que actualmente se viven en Venezuela. La situación política es delicada, la estabilidad del gobierno bolivariano está en un nivel bajo. Se repite la historia del 11 de abril de 2002, pero evidentemente mejorada, tras 12 años de repensar estrategias, de ensayo y error, y son más peligrosos que nunca.
Los mal llamados “medios de comunicación” o, lo que realmente son, de propaganda ideológica burguesa, se han valido de la impunidad que reina en el país, de la no aplicación justa de las leyes, para envenenar la mente y alienar cada vez más a los sectores de la pequeña burguesía y de la clase trabajadora de mayores ingresos (la también mal llamada “clase media”). Es tal el punto de gravedad de la situación, que muchos acérrimos defensores del proceso bolivariano y socialista confesos, han llegado incluso a sentir “vergüenza” de su condición, producto del bombardeo mediático del que somos víctimas en la actualidad.
Imágenes trucadas por doquier. Protestas que se han realizado en diversas partes del mundo, con represiones realmente brutales, son vendidas como hechos que ocurren en la Venezuela Bolivariana. La dispersión, bajo los cánones de la legalidad burguesa, de las trancas de vías públicas, es maximizada por medios como NTN24 en Colombia y CNN en Español, vendiendo la idea de que se está masacrando a un pueblo que sólo exige un conjunto de reivindicaciones sociales.
Por otro lado, se aplican los postulados y principios teóricos del pensamiento sociológico y político burgués. Ese pensamiento que niega la lucha de clases, y vende la idea de que un pueblo, sin distinto de razas ni clases sociales, está alzado al unísono de forma pacífica pidiendo que se resuelvan problemas básicos (y reales) como la inseguridad, la escasez y la inflación. La realidad, cuando se mira con ojo crítico y se vive de cerca, es otra. La lucha de clases se expresa en los acontecimientos que están en pleno desarrollo, como diría Walter Martínez.
Aunque existan sectores de la clase trabajadora, altamente alienados por lo que ya se mencionó respecto a los medio de propaganda ideológica de la burguesía, es cierto que quienes se alzan hoy día contra el gobierno bolivariano, son los sectores económicos que ven sus intereses peligrar sólo con la idea (un tanto utópica) de aplicar controles estatales a la ganancia a través de la Ley de Precios Justos y la adjudicación de las divisas para la importación. No es casual que un día después que el Presidente Nicolás Maduro asomara la posibilidad de EXPROPIAR cualquier empresa que no se apegue a dicha ley, comenzaran las protestas en universidades privadas del país, justo donde estudian los hijos de la burguesía parasitaria importadora.
Y basta ver las actitudes anticomunistas de los asistentes a dichas revueltas violentas que se llevan a cabo. No quieren ser como Cuba, quieren mayores libertades económicas, despotrican del socialismo, etc. La lucha de clases se expresa en el combate entre sectores de la clase trabajadores alienados y otro sector con mayor nivel de conciencia de clase, salvando diferencias internas que puedan existir sobre como emprender la marcha de la revolución. Es común ver jóvenes de piel oscura, nombres totalmente criollos, que devengan sueldo mínimo y andan en moto, hablando de matar a los “malditos marginales” que viven en los barrios y que apoyan al proceso, además de no adherirse a sus aventuras de niños malcriados de quemar todo cuanto consiguen a su paso.
Más risible aún es ver las “demandas” de estos estudiantes de universidades privadas, expresadas en distintas pancartas que publican en fotos para las redes sociales. Algunos bien risueños y hasta “gorditos” colocan carteles referidos al hambre que pasan; también muchachas que colocan que con el alto costo de la vida no puede hacerse una cirugía estética; incluso llegué a ver una pancarta que habla de los costoso de los esteroides para aquellos que quieren desarrollar musculatura sin echarle bolas en un gimnasio. Estos muchachos de los sectores medios de la clase trabajadora, totalmente adherida a los intereses del capital, poco conocen de la historia del país, de la hambruna de los años 80 y 90, niegan sin investigar la realidad de gente que comía perrarina, o de las madres que preparaban teteros con el agua sobrante de la pasta, la cual se comían con sardina y un poco de salsa de tomate, todos los días.
Aquí se insulta a los chavistas, simplemente por el hecho de que los alienados no comprenden cómo alguien puede ser pobre y apoyar al gobierno. En sus mente, el Estado y el Gobierno deben existir es para enriquecer a sus aliados, de forma ilícita, si alguien lo hace de forma honesta, desde la base, la organización popular, es un marginal que debe morir, otro argumento que confirma la LUCHA DE CLASES.
Por esto el título de este artículo. El fascismo es el brazo armado y radical de la burguesía en el marco de la lucha de clases. Nosotros los revolucionarios debemos asumir la política desde nuestra perspectiva de clase trabajadora, con intereses antagónicos respecto a los de la burguesía. Debemos estar al pie del cañón defendiendo a nuestra clase, al trabajador que todos los días madruga y lucha por tener las tres papas diarias. Debemos comprender que no se trata de defender un gobierno o a un presidente determinado pero, simultáneamente, comprender que, ante toda crítica, es un gobierno que ha dado la cara, con sus errores, por la clase trabajadora. Si perdemos esta oportunidad histórica, incluso nuestras vidas estarán en absoluto peligro.
Por ahora, tener paciencia, ir tomando los espacios públicos. Alentar a los sectores populares a la defensa de lo que por derecho nos pertenece. Debemos evitar que sigan alterando nuestra tranquilidad. No es el momento aún de salir a la calle a responder como se lo merecen, debemos ser inteligentes. Si el momento toca, tocará. Seguir impulsando el despertar de la conciencia, unirnos por encima de las diferencias de forma, tenemos uno o más objetivos en común. Seguirán viniendo momentos difíciles, el año apenas comienza, pero estamos hechos para grandes cosas, y destinados a vencer.
Hoy más que nunca SIEMPRE PATRIA O MUERTE.
Hasta la victoria SIEMPRE camaradas