Todos claman por la paz, pero la paz no existe

Según el diccionario Pequeño Larousse Ilustrado la palabra paz significa: estado que no está en guerra con otro estado. Lo que quiere decir que Venezuela debiera de estar en paz ya que no estamos en presencia de un conflicto bélico con otro país. Sin embargo, tanto los de la oposición como los del gobierno claman por la paz. ¿Pero a cual paz se refieren si no estamos en guerra? la paz que les interesa a ellos o la que nos interesa a nosotros o sea el pueblo.

De acuerdo al concepto de paz, Venezuela desde su fundación republicana solo ha vivido períodos largos o cortos de relativa tranquilidad dependiendo de los intereses de los yanqui, de la oligarquía y de quien esté gobernando. Hemos vivido de conflictos en conflictos durante doscientos años por culpa de esos intereses. Millones de venezolanos han muerto y continuarán muriendo por culpa de ellos. Unos cayeron tratando de cambiar las cosas otros en mantenerla, pero ambos murieron buscando la paz sin darse cuenta que la paz no existe, lo que existe es la tranquilidad momentánea que impone el vencedor.

El pacto de punto fijo impuso esa tranquilidad a fuerza de persecución, encarcelamiento, tortura y asesinato de todo aquel que se opusiera a sus intereses. Con esa tranquilidad llenaron de hambre y miseria a casi la totalidad del pueblo, mientras los que ostentaban del poder y los que vivían de él gozaban de las riquezas del estado. De esa impuesta tranquilidad nació la mayor parte de la burguesía parasitaria que hoy nos habla de paz. Nacieron los monopolios y oligopolios que hoy en día quieren imponer su paz. De esa corrupta tranquilidad nacieron las urbanizaciones del este, las mismas guarimberas de estos últimos trece años. Las mismas que mandan a sus hijos a matar y a dañar lo que se le atraviese en su camino por ordenes del tío sam.

Esa tranquilidad se acabó el 27 y28 y29 de febrero del 1989. El pueblo salió a la calle para decir que él existe y para oponerse al paquete neoliberal. Murieron más de tres mil de ellos. El gobierno adeco impuso la paz de los sepulcros pero la tranquilidad puntofijista se acabó. El pueblo ya no fue el mismo y no era fácil de tranquilizar.

La historia de los últimos quince años es conocida por todos nosotros. El pueblo creyó en una revolución y lo volvieron a tranquilizar. Lo tranquilizaron con las promesas del socialismo, único sistema verdaderamente humanista y salvador de la especie humana. Donde el hombre y la mujer pueden desarrollar todas sus potencialidades creadoras para un buen vivir. Pero no la cumplieron, lo tranquilizaron con las armas melladas del capitalismo.

Lo que hoy en día está sucediendo es un conflicto de intereses entre la vieja y nueva burguesía. La vieja burguesía que aún conserva todos sus privilegios intactos solo quiere recuperar el petróleo para los gringos y la nueva nacida también de la renta petrolera, quiere conservarlo para los chinos. Si es bien cierto que la nueva burguesía gran parte de los ingresos petroleros lo ha invertido en numerosas obras sociales y de infra estructuras en beneficio del pueblo, también es cierto que ella guarda para si una buena porción de los mismos.

Entonces se preguntará usted: ¿Por qué toda esta vaina? ¿Por qué si la vieja burguesía conserva todos los privilegios de la cuarta se lanza esta aventura del golpe lento? Bueno, la razón es muy simple: porque tiene ordenes de hacerlo, los gringos quieren el petróleo para ellos no para los chinos. También se preguntará usted: ¿Por qué el gobierno deja que esto pase? Muy simple camarada: porque el gobierno cambió de dueño, pero el sistema sigue siendo el mismo.

Por eso es que durante estos últimos años hemos experimentamos ciclos de alta y baja tranquilidad todos con la finalidad de que muy pronto (quizás dentro de unos cinco o diez años) los intereses petroleros en pugna se vuelvan a cuadrar. Mientras tanto usted y yo seguiremos viendo capítulos y más capítulos de esta novela Orweliana llena de sangre, de amor y algo de tranquilidad.

Algo más....La negociación con Leopoldo ya está dando sus frutos: más rápido de lo que yo pensaba saldrá libre.


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Nelson Jesús Lanz Fuentes


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