Que Chino y Nacho hablen pendejadas del gobierno Venezolano y digan que los
están matando, no puede sorprender a nadie. Su intelecto y sabiduría no dan
para más. Si sabemos quienes los manejan artísticamente y el compromiso que
ello involucra con algunos sectores de la gusanera mayamera no resulta
difícil entender el porqué de sus imbecilidades. Preocuparía que esas
declaraciones provinieran de hombres de la talla intelectual de Ignacio
Ramonet, Pérez Esquivel, Luis Brito u otros, pero de Chino y Nacho… nojoda
Mas no es de personajes que tienen buena voz y poco cerebro sobre quien
queremos escribir en esta oportunidad. Por el contrario, queremos expresar
nuestra opinión sobre un hombre del que una vez pensamos que tenía voz y
cerebro; pero del cual hace tiempo esperábamos una posición como la asumida
hoy contra el gobierno venezolano.
Para decirlo más claramente; para nada nos sorprende Rubén Blades con sus
coincidencias con la derecha fascista venezolana, con los intereses del
gobierno gringo y con la línea trazada por la gusanera mayamera a los
artistas latinoamericanos.
Como dijimos que desde hace tiempo esperábamos que Rubén Blades asumiera
una posición como la ya mencionada; estamos obligados a exponer el porqué.
No vendo mi canto, decía Alí Primera, porque si lo vendo, te vendo, porque
si lo vendo, me vendo. Alí que sí era consecuente con lo que decía en su
canto, nunca se presentó en la televisión venezolana porque la consideró
alienante, deformadora, defensora de los intereses de la oligarquía y en
consecuencia enemigo del pueblo humilde.
Que me perdonen los que piensen diferente por evaluar a Blades a partir del
mensaje de Alí, pero es que el compromiso con lo que se canta no puede
estar mejor representado, desde mi punto de vista, que en el recuerdo, el
mensaje, la actitud y las enseñanzas de Alí.
Siempre estuvimos seguros que Blades estaba muy lejos de lo que hacía y
decía Alí. Caminando por un sendero diferente al del Padre Cantor, Blades
entendió muy rápido que la fama y el dinero que le brindó Pablo Pueblo
representaban un filón comercial que tenía que aprovechar. Su salsa
serviría para mover el culo en un baile, pero quien esperara
correspondencia entre sus canciones y accionar, podía sentarse a esperar.
Es que muy bien, formaron en la cuna de los monstruos políticos
norteamericanos (Harvard) a Blades. De allí, de esa formación, nace una
pendejada escrita por este personaje, que más bien pareciera producto de
las dos neuronas (una para cada uno) de Chino y Nacho.
Dice Blades, para atacar la Revolución Bolivariana, que para él una
revolución es la que entrega mejor calidad de vida a todos, la que
satisface las necesidades de la especie humana.
¿Será que este pendejo cree que las oligarquías de cualquier parte del
mundo se sentirán satisfechas si le son retirados sus privilegios, si se
distribuyen los ingresos de manera más justa, si la explotación que los
hace millonarios es abolida?
No hizo Simón Bolívar, según se desprende de las pendejadas de Blades, una
revolución, porque ni los españoles ni la oligarquía criolla estaban
felices y satisfechos con lo que nuestro libertador impuso a sangre y fuego
Es imposible que una revolución haga felices y satisfaga a todos; pero
Rubén fue formado en Harvard y obviamente nunca entenderá eso.
Pero volviendo a la comparación con Alí Primera, sería bueno preguntarse si
lo que el cantor de zemerucos pensaba de la televisión venezolana, aplica a
Hollywood. Esto nos lo preguntamos porque de esa fábrica de alienación y
dominación cultural Blades es un niño mimado. En más de veinte películas ha
tomado parte y ninguna de ellas tiene un contenido que denuncie las
agresiones del imperio a la gran patria latinoamericana y al mundo. Pura
basura ideológica. ¿Qué podía entones esperarse de él?
Aunque se alargue esta nota, no quisiéramos dejar pasar por alto el ataque
a la legitimidad del Presidente Venezolano que hace Blades cuando dice que
fue electo por una mayoría que no llega al 51%.
¿Por qué calló entonces y por qué no hizo una carta pública cuando Bush fue
electo con menos votos que su contrincante? ¿Por qué no dijo nada cuando
ese asesino, en representación de la mayoría del pueblo norteamericano, que
obviamente no lo eligió, decidió atacar y destruir Iraq?.
Nunca nadie ha sabido del cuestionamiento de Blades a los gobiernos de
derecha (incluyendo el gringo) electos en procesos donde el 70% de la
población se abstiene; pero si ataca al gobierno Venezolano.
Mostrando cuan farsante es, Rubén Blades se abraza a un hecho que
representa la fotografía de un momento y obvia todas las victorias del
chavismo antes y después de ese instante, cuando ganó ajustadamente.
¿Cómo puede llamarse a quien así procede?
Por último, quisiéramos hacer referencia, con el objetivo de mostrar la
realidad de Blades, a dos casos de venezolanos, que tienen mucho que ver
con su posición.
Nos referimos a la actitud de Oscar D’León, allá por los años 80, cuando
después de cantar en la Habana y expresar de múltiples formas su felicidad
por estar allí; fue obligado por la mafia mayamera que controla el mundo
del disco y espectáculo a ofrecer disculpas por la “atrocidad de ir a
cantar a la isla comunista”.
Al igual que a Oscar D´ León, pero más recientemente, un mequetrefe llamado
Oswaldo Guillén fue castigado y obligado por la gusanera Mayamera a
arrastrase y pedir perdón por haberse mostrado simpatizante de Hugo Chávez.
Esos manejadores del espectáculo, del disco y del deporte en Miami son los
verdaderos emisores del mensaje que transmitió Rubén Blades; él no es más
que el medio. Negarse a hacer lo que hizo podría costarle mucho dinero y
para quien pone precio a su moral, a su ética y a su historia eso es
inadmisible.