La coyuntura política actual en nuestro país viene siendo determinada por toda una maquinaria mediática y propagandística, las mismas llevan adelante toda una operación psicológica sistemática a gran escala, para generar un clima de incertidumbre y desesperanza en la población venezolana, en el que, los símbolos juegan un papel importante.
El fascismo que emergió en Europa como consecuencia de la grave crisis del capitalismo y la imperiosa necesidad de la burguesía de garantizar la reproducción del modelo durante las décadas de 1930-1940, logró establecer institucionalmente un gran laboratorio de operaciones psicológicas, y manipulación de la realidad, cuyo cerebro fue el tristemente célebre ministro de propaganda nazi, Goebels.
Tanto el fascismo italiano como el alemán, utilizaron una cantidad de símbolos que sirvieron de mecanismos para levantar la “moral” de un sector de la sociedad que se sentía amenazada (la burguesía) y que utilizó a otros grupos sociales (sectores medios) para hacer frente al avance de la clase obrera, en Alemania por ejemplo, la promesa de un imperio que duraría mil años bajo el dominio de una “raza superior” y en Italia con el “renacimiento” del imperio Romano” fueron algunos de los símbolos utilizados. Los complejos arrastrados por estas sociedades fueron los que permitieron entre otras cosas, que el fenómeno del fascismo llegara al poder, el resto es historia.
Así mismo cuando observamos la dinámica política en Venezuela, en un momento en el que, la clase obrera a logrado avanzar en un modelo de inclusión que tiene como objetivo la construcción del socialismo, la burguesía reacciona y acude al fascismo para garantizar la reproducción del modelo de acumulación excluyente de las mayorías.
Hoy podemos observar como los partidos de la ultraderecha han usurpado nuestros símbolos, basta escuchar los discursos, en los cuales resaltan fechas emblemáticas, como por ejemplo el 12 de Febrero. Así como en la Alemania nazi, la esvástica y la SS de la Gestapo fueron los símbolos que generaron el terror en la sociedad, desde grandes pancartas hasta el grafiti en las paredes de las viviendas y negocios de aquellos que no encuadraban en el régimen fascista, el símbolo de SOS se ha convertido en la marca características de los grupos violentos en Venezuela.
No podemos subestimar el poder de los símbolos y su impacto en la sociedad, todo sistema político requiere de símbolos para legitimarse y el poder se legitima a través de símbolos, ya los griegos habían desarrollado la semiótica para el estudio de los mismos. La derecha fascista venezolana está consciente de esto, por eso es que ha manipulado el complejo de migración ascendente del sector asalariado aspiracional reaccionario, inoculándole un odio de tal magnitud que no le ha importado el asesinar a sus propios vecinos.
