El gobernador de Miranda acaba de meter un gol en la portería de su propio equipo, al señalar en pantalla que la entidad está repleta del virus chikungunya. Habrase visto semejante atino el del susodicho que en su afán por arremeter contra el gobierno bolivariano, en especial contra Nicolás a quien no le perdona que esté sentado en la silla presidencial que el soñó ocupar, no se mide para abrir su bocota y termina poniéndola.
Se entiende que como mandatario regional tiene la responsabilidad de velar por la salud de los habitantes de ese estado. Si es cierto que hay tantos casos de Chikungunya porque no alertó antes, porque no tomó las medidas inmediatas ante la llegada del virus y dejó que la situación se agravara o mejor porque no aplicó la vigilancia preventiva porque hasta donde sabemos los mirandinos viven plagados de basura y charcos, buenos caldos de cultivos para bacterias y enfermedades. Mucho nos tememos que el señorito no sabía de la existencia del chikungunya, pues como se la pasa de turista por Gringolandia buscando apoyo para tumbar el gobierno y en cualquier lado menos donde se supone gobierna.
De paso hay que dejar claro algo y esto aplica para el resto de los gobernadores y alcaldes de todo el país, sean rojitos, blanquitos, verdecitos o amarillitos. El dengue y el Chikungunya se afianzan de las falta de controles preventivos que se supone todos deben ejecutar en las distintas comunidades.
Mucho más inteligente nos pareció el gobernador de Falcón quien se pronuncio por no politizar el problema sino por buscar las soluciones. Ahí está el detalle, como diría nuestro siempre admirado Mario Moreno "Cantinflas", y es que no hay derecho a derramar tanto escupitajo cuando la salida cae al que la arroja.
Y siendo honestos en este asunto, en algo tendemos a coincidir con el excandidato presidencial. Por supuesto que a Miranda le ha caído una plaga, una cuyo nombre no nos atrevemos a pronunciar por temor a una urticaria.
