La inmoralidad de algunos colombianos
Como en todas partes, en Colombia hay ciudadanos decentes y ciudadanos que no pasan de ser basura. Un grupo de estos últimos pretende presionar al gobierno venezolano, impidiendo el paso por la frontera y quemando cuanto vehículo encuentren, para que se les permita seguir con el saqueo de nuestro país a través del contrabando de combustible y productos y con el negocio del narcotráfico, los cuales se han visto afectados por las medidas de control y cierre parcial de la frontera impuesto por Venezuela.
Dos cosas llaman la atención. La primera la inmoralidad de quienes siendo delincuentes exigen que se les permita delinquir impunemente. La segunda el silencio sepulcral de la oposición venezolana que es capaz de opinar sobre las veces que el Presidente va al baño en un día, pero actúa como Shakira (ciega, sorda y muda) cuando enemigos de lo que se supone es su patria hacen lo comentado.
Un pobre diablo llamado Chuo Torrealba
Chuo Torrealba, un hombre que nunca ha dirigido nada, pues no ha pasado de ser un mandadero de los dueños de medios, es el nuevo secretario general de lo que aún se llama MUD (de verdad pensamos que le iban a cambiar el nombre). Ese nombramiento deja muy en claro que no hay gente con cerebro en la derecha venezolana y que para una organización como la MUD que pretende aglutinar a todos los enemigos del chavismo tuvieron que apelar a un panfletero sin experiencia en dirección política o estratégica.
Siempre supimos que el tipo era un pobre diablo, pero nunca llegamos a imaginar que la dignidad fuese algo para él desconocida. ¿A quién, que tenga un poquito de auto estima, se le ocurriría aceptar el cargo de secretario general de lo que sea, con la condición de que “la vocería sobre el deber ser de la organización sea ejercida de manera alternativa por otros”.
El tipo no tiene ni voz ni voto y en el mejor de los casos se dedicará a pagar, y probablemente a rendir cuentas a la justicia, por las acciones planeadas por la derecha, con un dinero que todos sabemos de donde proviene.
Los condones de la derecha
Si no fuese por su condición de terrorista, criminal y delincuente que disfruta con el daño que puede causar y que al mismo tiempo desprecia las posibles víctimas potenciales de sus acciones, eso que llaman Lorent Saleh inspiraría lástima.
El sujeto en cuestión es a todas luces un típico escuálido, víctima de una estrategia comunicacional bien concebida y del vicio capitalista de obtener dinero por la vía que sea.
Una escasa formación política, una intelectualidad expresada en la repetición de clichés y obscenidades y un odio que desborda los límites de lo racional, le impidió ver, al igual que muchos otros, que era para la oligarquía un instrumento al que desecharían tarde o temprano como se hace con los condones.
Allí está, preso como lo que es (un soberano pendejo). Ninguno de quienes le pagaban y aupaban quiere saber de él, nadie se acuerda de haberlo conocido, es otro condón desechado.
Si se muestra una foto de un dirigente político con este terrorista, la respuesta de aquel será: “Mucha gente se toma fotos conmigo en aeropuertos y lugares públicos””… Un paria, pues
No puede uno, al saber de este caso, dejar de preguntarse:¿Qué paso con aquellos trabajadores de PDVSA que se prestaron para una acción ilegal, criminal y antipatriota en defensa de los intereses de quienes querían tomar el poder? ¿Hizo algo la oligarquía por ellos? ¿Habría hecho algo de haber logrado su objetivo?
¿Qué pasó con aquellos militares a quienes convencieron que deberían irse a una plaza para desestabilizar el gobierno? ¿Los ayudan económicamente?
¿Qué pasó con aquellos alcaldes que usaron sus policías para asesinar al pueblo en un intento de golpe de estado? ¿Alguien los recuerda o los ayuda?
Como siempre, los desecharon cuando dejaron de ser útiles