En los escenario políticos que planea la oposición para defenestrar a Maduro, el Presidente legítimo de la República Bolivariana de Venezuela se pregunta ¿Se impondrá “las supercolas” obligando los empresarios a someter al pueblo a un clima hostil o los operativos y programas sociales de las misiones de abastecimientos y si terminarán por convencer al pueblo? Hasta ahora impera un malestar que no se desborda en “protestas ni violencia en la calle” lo que espera la oposición que se dé, tratando de repetir un Caracazo II, pero no se produce, y es que la gente tiene dinero para comprar en cambio los empresarios les niega las mercancías, el derecho al acceso a los bienes de primera necesidad, se la suministran “a cuenta gota”, alargando el malestar hasta las elecciones de diciembre del 2015. Mientras tanto pese al escenario petrolero adverso, las políticas de las Misiones y Grandes Misiones así como el empleo y el salario lo sostiene el gobierno, defendiendo al pueblo del mercado capitalista y al mismo tiempo, luchando por la libertad del mercado, y sin embargo defendiéndole de los abusos contra la calidad de vida social del pueblo venezolano por lo que no hay acuerdo entre gobierno y oposición (empresarios).
Otro escenario; el castrense, que barajea la oposición es “el golpe militar con apoyo internacional”, de los Estados Unidos y Europa, y para ello procuran destruir la imagen del Estado venezolano, declararlo “Estado forajido ante los derechos humanos”, atacando la institucionalidad militar, sus representantes, sancionando sus funcionarios civiles, los representantes institucionales del gobierno como ejemplo la fiscal de la República, Luisa Ortega, tratando de chantajear hacia un “viraje”, sin resultados alguno,
Políticamente, la oposición busca fuerza social desesperadamente, “que el descontento se mantenga dentro de un umbral y la Oposición gane electoralmente las parlamentarias. Unas elecciones que están aquí….” (Ídem) ¿Pero qué tiene que presionar la oposición para lograrlo? Romper con los lapsos constitucionales, obligar al gobierno para que “pueda adelantar elecciones parlamentaria, forzar una mayoría, capitalizar “el malestar de las colas”, la incertidumbre del abastecimiento procurando ganar tiempo para arrebatar electorado chavista que se sienta descontento con lo que pasa en el país.
Lo cierto de todo es que, señala Luis Mora, “La crisis ya no es de la clase media nada más. Allí hay inventarios mínimos de la familia que racionalmente se apertrechó o se apertrecha. Pero en las de abajo no: todavía viven el día a día. Así que el umbral de protesta promete ser mayor. Cualquier pico provocará acciones, con una respuesta militar (o judicial, como cuando Carlos Andrés Pérez)”. Por lo que se ve, la clase media también sufre las embestidas de los empresarios capitalistas, el desabastecimiento es para todos, aun cuando muchos de ellos “racionalmente” lograron abastecerse teniendo conocimiento de la estrategia de los capitalistas, sin importar el resto del país, sobre todo, aquellos de la clase “de abajo”, ”.(Luis García Mora, Al Límite // ¿Cuál será el punto de quiebre?, Prodavinci, 25-01-2015).los trabajadores y sus comunidades, que como dice Luis Mora “viven día a día” la incertidumbre del mercado, en todo caso, la crisis no llega ni al umbral del estallido social, al Caracazo II.
