Los acontecimientos que se están desarrollando en nuestra amada Venezuela –aunque no tan amada por algunos- se me están pareciendo al juego popular de bolas criollas que se practica principalmente en nuestro país desde que llegó en la época de la conquista. Este juego esta compuesto por varias bolas rojas, verdes y un mingo y quien arrime mas cantidad de bolas al mingo gana el juego. Sigamos.
Desde el año ´92 cuando el Arañero de Sabaneta aparece aquel 4F, los actores políticos y sus asesores se pusieron las pilas para los próximos procesos presidenciales y es en el periodo ´93-´98 cuando sale a la palestra publica aquel famoso chiripero venido principalmente de las filas verdes y de los demás partidos políticos de la IV republica que tenían la conchupancia con la guanábana del Pacto de Punto Fijo. Para muestra un botón, recordemos la traición de Andrés Velázquez que vendió el triunfo a Caldera y se metió en el chiripero y hasta la fecha. Luego en el ´98 cuando el Comandante Eterno decide participar activamente en las elecciones a través de su MBR-200 venido del juramento en el "Samán de Güere", con la sangre roja de Maisanta en las venas del Tribilin de los esteros de Barinas, empezaron los dolores de cabezas para todos los venezolanos ya que nuestro país es el mas apetecido de todos los tiempos: hidrocarburos, oro, minerales, agua, tierras y clima de todos los tipos.
Debemos recordar que en esa campaña del ´98 las encuestas empezaron dando de ganadora a la reina de otrora Irene Sáenz, luego en un abrir y cerrar de ojos las mismas daban a aquel famoso personaje llamado no se porque frijolito Salas Römer y el candidato Hugo Chávez estaba según estas encuestadoras en el ultimo lugar y es cuando de nuevo surge aquella increíble y milagrosa simbiosis de toda la oposición reunida nuevamente en un chiripero para contrarrestar al Arañero, aquí, para mi, sin lugar a dudas, surgió la cancha de la nueva Venezuela en dos grupos; los verdes y los rojos, gracias a la oposición venezolana que no le dio la gana de jugar limpio hasta el día de hoy sin reglas con la guerra que tenemos. El chiripero no ha querido jugar el juego de bolas criollas democrático, con las reglas maravillosas que están en Nuestra Carta Magna, engendradas de las mismas entrañas del pueblo como hecho inédito en el mundo y aprobadas con la anuencia o beneplácito de la mayoría como regla de oro.
Este juego lo ganará quien arrime mas bolas al mingo, pero! –bendito pero- el equipo verde después de tantas tracalerías lo que quieren es golpear el mingo y no jugar transparente con las reglas establecidas y que el mundo las conoce, los del equipo que tienen las bolas rojas, los criollos que jugamos con honestidad, arrimaremos mas bolas con Amor y Paz al mingo de Venezuela, y ganaremos este juego a los mantuanos burgueses con creces.
Nuestro legado… también es sagrado