Parece mentira, pero que un grupo de la oposición pretenda un golpe de estado ya no asombra en este país, porque en realidad nunca han desistido en su intento de subvertir el orden, romper el hilo constitucional; el problema es que en los tiempos de Chávez, El Gigante se cansó de darles contra el piso en el terreno electoral, democrático y, ahora, el presidente obrero, Nicolás Maduro, igualmente los ha hecho morder el polvo.
Sé que esto es una perogrullada, sin embargo debo recordar que Maduro no sólo le ganó al candidato de la derrota, Capriles Radonski las elecciones presidenciales, sino que con los exhortos a la paz le acabó su llamado de arrechera, sin olvidar, por supuesto, que esta "gracia" del líder opositor produjo 15 muertos cuyos parientes, por cierto, reclaman justicia todos los días; seguidamente el mandatario bolivariano venció las guarimbas que de la misma forma dejaron 43 fallecidos y les ha dado en la madre a los comerciantes que le esconden la comida al pueblo, la leche a los niños, las medicinas a los enfermos, pero pese a todas esta sarta de eventos criminales los violentos quieren ganar los comicios parlamentarios y ser mayoría en la Asamblea Nacional. ¿Cómo lo ven?
Las ansias de poder, las ganas de volver a poner las manos a las riquezas del país, los ha hecho perder la cabeza, por eso es imposible el diálogo; esa gente no piensa en sentarse a conversar con nadie, sino en el magnicidio y en eliminar al resto de los funcionarios claves del proceso revolucionario, para ocupar Miraflores. Intentar hablar con ellos es perder el tiempo. Además, esos golpistas no se mandan solos, reciben órdenes del imperio norteamericano.
El grupo de sediciosos no ve siquiera que este país apuesta a la paz. No se da cuenta que las personas se calan sus colas pacientes y no ocurre nada, ¿y por qué creen ustedes amigos lectores y lectoras, que eso es así?, eso es así sencillamente porque la gente no quiere violencia, la gente quiere paz, que los adversarios sepan que mediante la guerra económica no van a derrotar la revolución, al contrario, unen más a los chavista alrededor de Maduro. Es que si tenemos una crítica en contra del Presidente Obrero no la hacemos, la callamos, porque nada justifica ese bestial acaparamiento de comerciantes delincuentes que tanto daño hacen a la población. Que le podemos recriminar a Maduro si sabemos que debe ocupar la mayor parte de su tiempo controlando las acciones de los golpistas que, obviamente, son enemigos de la mayoría. Algo evidente si tomamos en cuenta que lo más perjudicados son los pobres.
Ahora lo más insólito, repito, es que los alzados pretenden ganar las elecciones, sin escatimar en que este país detesta a los agresivos que sólo piensa en destruir el país como hicieron con las guarimbas.
Gracias a Dios que hasta los momentos se han estrellado contra el pueblo y creo que en las próximas elecciones a la AN se van a seguir estrellando.