Definitivamente este debería ser un artículo para ser escrito por Roberto Malaver, ya que él posee la experiencia de vivir con un suegro de posición política contraria, y quien vive dando portazos cada vez que agarra una rabieta con los suyos.
Pero, no dejo de sentirme como si estuviese viviendo una novela desvelada por los intríngulis de este guión político nacional. Andrés Izarra, joven funcionario del gobierno del presidente Chávez y ahora de Maduro. Periodista que ha bregado hasta en CNN, y protagonista de aquellos sucesos de RCTV cuando el golpe de 2002, que descubrió como se manipuló desde ese canal a las masas y como sus directivos estaban comprometidos con todo. Y actual ministro de Turismo.
Bueno, esa es historia que ya sabemos de él. Bueno, debo decir también qué, al menos yo, no sabía que su esposa era hija del Vampiro, abuelo monster de Ledezma. Asesino sin castigo y responsable de muchísimas muertes cuando el Caracazo.
Yo no sé cómo debe sentirse Izarra ante semejante situación, no quisiera estar en sus zapatos, sabiendo que su suegro es lo que es. Y a sabiendas también que, Ledezma es uno de esos que no se inmutaría en otro 11 de Abril para arrastrar por las calles los cuerpos inertes de Chavistas para exhibirlos en la plaza mayor, cual tirano Aguirre.
Yo no quiero ni pensar en esos abrazos de fin de año -si es que se dan- cuando el Capo Capuleto le da el abrazo al inefable Romeo Montesco.
Aquí le lanzo este desafío a Roman Chaulbaud o a Winston Vallenilla o Roberto Mesutti. El perfecto drama familiar para escribir un buen Guion, ya sea para una película o una telenovela.
Saber que Ledezma sea mi suegro, de pensarlo, solo me da escalofríos. No dejaría de tener pesadillas con el Vampiro asaltando mi recamara con sus dientes afilados para matarme, ya sea por Chavista o por ser su Yerno.
Dios se compadezca del pobre de Andrés Izarra.
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