Fracasados todos sus intentos de derrocar al presidente obrero Nicolás Maduro, la oposición, en la vía de las elecciones parlamentarias, está próxima a regresar a la contradictoria campaña que han echado a rodar siempre, para poder justificar las estrepitosas derrotas que sufren cada vez que se enfrentan a la mayoría revolucionaria: "El CNE es corrupto". Por un lado se matan por participar en el proceso (hasta los golpistas presos quieren ser candidatos) y, por otro, pregonan que el organismo no es confiable.
No pudieron con las guarimbas, no pueden con la guerrea económica, les abortaron la "Operación Jericó", acción golpista en la que el diputado Julio Borges se encargó de seleccionar los edificios que iban a bombardear en Caracas; y hasta el presidente imperial Barack Obama, jefe máximo de la oposición venezolana, consiguió un rechazo mundial al emitir un decreto, según la cual, ese ejército de escolares que todos los años reciben un arsenal de canaimitas, o la tropa de viejitos pensionados que mensualmente reciben en sus cuentas bancarias sus respectivas cargas de C4, son una amenaza inusual para los EEUU.
No hay que ser adivino ni tener poderes sobre naturales, para conocer las jugadas de una oposición que tiene 16 años sustentando una campaña política en tres aspectos fundamentales: la violencia, la descalificación y la mentira. Más específico todavía: en el Golpe de Estado, en el descrédito de todo lo que hace el Gobierno, y cayéndole a coba a la gente en un intento desesperado por rescatar su credibilidad y aceptación. Pero ni una sola propuesta. Y cuando leen un papel o algún documento simulando que la tienen, son una evidente sarta de falsedades que ni a ellos mismos los convencen. Capriles, el triple derrotado, es el más fiel ejemplo de lo que planteo. Incluso, en la última campaña donde fue aplastado por Maduro, se metió a chavista. De la boca para afuera, por supuesto.
Aún no han iniciado en forma la campaña "EL CNE es corrupto", pero tengan por seguro que en el momento que lo vean oportuno de alguna manera se lanzarán con el manido cuento de que está viciado, obedece órdenes de Fidel y Raúl Castro y por ahí se extenderán y le darán rienda suelta a cuanta especulación les venga a la mente.
La realidad es que la oposición sabe que está perdida y si faltaba un poquito lo completó Obama con semejante decreto, por eso su objetivo será la campaña "EL CNE es corrupto", para luego de derrotados, dejar la duda de que perdieron porque el organismo electoral no es transparente y así poder cantar fraude como las tantas veces en que han sido aplastados en las diferentes jornadas comiciales. Desarrollan toda esa treta buscando un poco de oxígeno que les permita deslastrarse de la responsabilidad directa de su fracaso. Lamentablemente hay mucho incauto que les cree.
Los líderes opositores nunca pierden por golpistas, porque están de espaldas a la mayoría y arrodillados al imperio gringo a quien prácticamente le imploran que nos bombardeen; o porque nos tienen sumergido en una escasez ficticia escondiendo los alimentos, las medicinas, en suma, haciéndonos la vida imposible creyendo que por eso la gente va a rechazar a Maduro, cuando son ellos los responsables de la perversa guerra económica.
Se niegan a entender que todas esas acciones criminales no hacen más que soldarnos alrededor del presidente obrero, del hijo de Chávez…así que pierden el tiempo sacrificando al pueblo, además la mayoría revolucionaria está consciente de su jugada "doble banda", en la cual participan activamente en los comicios electorales al tiempo que desarrollan la campaña: "El CNE es corrupto".