"La situación alimentaria de Venezuela es muy grave. Estamos alimentando a un pueblo fundamentalmente de carbohidratos, los cuales en exceso producen enfermedades que van desde la diabetes a la obesidad. En Venezuela ya se han perdido hábitos de consumo porque hay que comer lo que se encuentre y la inflación impide el balance de la dieta diaria". (Julio Portillo http://noticiasvenezuela.org/2015/03/julio-portillo-por-el-estomago/ ). Así la situación alimentaria, como el personaje bíblico de Jonás, la oposición política venezolana pensando "en el estómago de la ballena", la profecía Jonas, de cómo destruir a Venezuela mientras que el pueblo se halla pensando en la paz, y en que ésta, no se le escape frente a las amenazas de los EE.UU. bajo la orden ejecutiva del Decreto de Obama.
Pese a que el gobierno bolivariano sustente una política alimentaria a través de las Misiones, sus políticas educativa divulgativa de alimentación sana aún falta mucho por hacer, enseñar a las familias y en las escuelas las maneras de como alimentarse correctamente, respetando la tradición alimentaria venezolana, considerando más el maíz, la yuca y el plátano que el trigo tan costosa su importación. Pero hay otro factor que se enseña contra las forma debidas de alimentarse sano, aquellos que obligan a "perder los hábitos sanos alimenticios", en especial las empresas de comidas rápidas, otro, de que "hay que comer lo se encuentre" por un lado de la disponibilidad de alimentos, (los mercados) y por el otro, los precios de los alimentos, el alto costo de la vida provocado por la inflación capitalista (las empresas). Analicemos tomando en cuenta el caso venezolano al que nos hace reflexionar el artículo de Julio Portillo: "Por el estómago".
Para tener una imagen de la situación social del mercado en Venezuela, el país, Julio Portillo nos los describe "Nos tienen agarrados por el estómago….calculadamente el gobierno permite que esta semana se encuentre aceite y papel sanitario, pero que falte azúcar, arroz, mayonesa, que aparecerán los próximos días, para mantener a la ciudadanía en esa angustiante búsqueda. Esto no es obra del azar, de la falta de divisas para la importación, esto es una política de Estado. Y no es que faltan solo los rubros que señalamos, no hay hojillas y crema de afeitar, salsa de tomate, café, pañales, jabón de tocador y de lavar, las panaderías comienzan a quejare de que no hay harina de trigo. Todo esto sabiendo a la par que en otros géneros, faltan repuestos para vehículos, cauchos, medicinas, pasajes de avión, insecticidas".
Puesto que analizamos el mercado, --el proveedor de los alimentos--, no creo que gobierno alguno desee tener en zozobra a su población y "agarrada por el estómago", en la búsqueda de los bienes de primera necesidad, en la compra de los bienes regulados, menos para sostener en una angustia a la población a sabiendas que eso tiene un costo político, un costo electoral. Claro esa "zozobra (…) angustia de los ciudadanos y ciudadanas" es producto del azar tampoco, hay causas que la explican, no se puede ser panfletario e incendiar la comarca por interés político propio como lo hace el ciudadano Julio Portillo, hay una realidad, un país rentístico petrolero, un país cuyos empresarios son dependientes de las divisas, y esto a su vez dependientes de la coyuntura petrolera, de oscilaciones del mercado como bien ellos saben, de las leyes capitalistas que las mismas empresas corporativas controlan el precio en dólares del petróleo.
Para comprender el problema del "atrapamiento de las colas", debemos tener en cuenta también, --el acaparamiento, el desabastecimiento, el contrabando-- y todas aquellas acciones económicas de guerra por liberar precios y comprar divisas (raspar las reservas internacionales del país) en las políticas económica de las empresas privadas, a esto se añade la baja de precios del petróleo, la baja de la disponibilidad de divisas que ingresan al país y que se revierta contra el gobierno de Nicolás M., induciendo a las empresas capitalistas que atienden el mercado a que el pueblo escoja ante el dilema del mercado "entre el pan y la libertad", pero nada que sucede, el pueblo sigue trajinando las colas pacientemente, --atrapados en las colas del mercado privado--, atrapado en las puertas de las empresas capitalistas, sin decidirse por la libertad (subversión de la democracia chavista y bolivariana), opta por "el estómago y por el pan", apoyando la política del Estado de productos regulados, de comprender la situación económica y política del país, la gente quiere vivir en paz, en estabilidad de sus instituciones de estado, el pueblo no muerde el peine.
Entonces este caballero Julio Portillo es de los que piensa que "El régimen nos tiene pensando con las mandíbulas y no con el cerebro. Quiere un pueblo ocupado en cómo comer, con una devoción fetichista por Chávez, preocupado por llenar el estómago, pero mudo y sin ansias de rebelarse". Aquí se descubre este señor con sus intenciones política, pretende que el pueblo venezolano se "revele" que rompa la paz, que motorice sus "ansias de revelarse", que se ensañe frente a las política del gobierno de los productos regulados, en pro de liberar los precios, de liberar el precio de las divisas, a cualquier precios, inclusive de la tranquilidad del país, "la rebelión", de la guerra civil. Así están los epígonos de la oposición política, tiritando las mandíbulas para que el pueblo piense con el estómago y no con cerebro, siendo al revés, que el pueblo está pensando con el cerebro y la oposición pensando con el estómago visto el interés en sus cálculos políticos, obligando al pueblo hacer las colas.
Entonces la política de los empresarios capitalistas y su brazo político, la oposición venezolana, tratando de colocar al pueblo venezolano ante un dilema, "escoger entre el pan y la libertad" mejor dicho ante el dilema de los capitalista, hambreadores del pueblo como siempre lo han sido con sus políticas de precios, (inflacionarias, causantes del alto costo de la vida), la oposición lo empuja a que el pueblo se decida por la libertad (rebelión contra Nicolás M.), vaticinando que vienen días más crueles ("Abril es el mes más cruel"), pero tiritan sus mandíbulas en este dilema, sosteniendo su política de tener "un pueblo atrapado en colas para conseguir la subsistencia, no piensa en la toma del poder. Esto es lo que nos ocurre". Resulta que en sus cálculos políticos, el pueblo no cae en la trampa, continúa con su fetichismo (culto) a Chávez, apegado al socialismo bolivariano y chavista.
¿Porque el pueblo venezolano hace caso omiso al dilema entre "Pan y Libertad" que le plantea la oposición, y sigue prendada de "fetichismo chavista" como dice Julio Portillo?. El Pueblo sabe que la política del gobierno de regular los productos le permite acceder a los bienes de primera necesidad, razón por el cual los empresarios capitalistas no se sienten a gusto, no quieren vender productos regulados, dado que al parecer el aumento de los precios del resto de los productos que los empresarios sostienen, el pueblo no los compra, solo los productos de primera necesidad son los que busca el pueblo, por ellos son capaces de hacer colas y colas, por los productos regulados y no los productos aumentados, los empresarios están perdiendo, sus cálculos económicos y políticos no les resultan, el pueblo quiere economía, los empresarios capitalistas quieren ganancias a costa de liberar precios, pero que los pague el precio, los alimentos caros.
El acceso a los bienes en un derecho, la soberanía alimentaria también, el pueblo para ser libre debería asumir los medios de producción de alimentos e higiene, ser libre de empresarios que encarecen la vida al pueblo, libres de capitalistas que explotan al trabajador, hacer de la producción y del mercado una cotidianidad normal, y no esa que propone Julio Portillo, de que "en los países vecinos ir a los mercados es una cotidianidad apacible, en Venezuela la compra de alimentos se ha convertido en un vía crucis", primero de apacible no tiene nada en los países vecinos, puesto que el pueblo se alarma del costo de la vida, de la oscilación de precios en el mercado, de la inflación capitalista, de los negocios que Julio Portillo llama la atención de que "la inflación impide el balance de la dieta diaria" a los pueblos, impidiendo conseguir alimentos.
Mientras en Venezuela es un vía crucis ir al mercado por los productos regulados por culpa de los capitalistas (acaparadores y contrabandistas) en los países vecinos ir al mercado no es apacible, es también un vía crucis capitalista, no por las colas sino por no poder tener acceso a los bienes de primera necesidad, no hay colas para comprar productos caros y limitado su acceso, aplican los controles capitalistas, el mecanismo de precios, la liberación de precios y el juego perverso entre oferta y demanda de alimentos y productos de higiene básica, sin importar el derecho a la vida, creando escasez en el pueblo a causa de la manipulación de precios con los productos de primera necesidad y de higiene, creando carencias en todos los sentidos sin importar la soberanía alimentaria, el derecho a vivir.
Mientras esto ocurre leamos las aberraciones ideológicas y fantásticas de la oposición que dicen respecto a Nicolás Maduro: "….hablar de guerra económica, de exportación de alimentos a los países árabes, saber que funcionarios boliburgueses han dado propinas después de banquetes de hasta cien mil euros, de bodas donde se lanzan dólares al ritmo de la danza. Que en Puerto Cabello se han perdido toneladas de alimentos por culpa de la burocracia. Y es humillante además, saber que mientras Venezuela se encuentra en la peor bancarrota, países vecinos exportan aguacates, guineos, naranjas y toda clase de hortalizas". Un arsenal de mitos y fantasías para distraer al pueblo lector, para sembrar confusión y odio, que unido a la escasez (inducida) preparan el material explosivo para la rebelión civil, (al peor estilo del golpe pinochetista en Chile).
En todo caso; el pueblo trabajador debería asumir una vez por toda, para ser libre, independizarse de esos empresarios y mercados capitalistas hambreadores del pueblo, producir el mismo sus propios bienes, sus propios alimentos y de higiene con calidad, producir sus propios medios de vida ajustados a las normas de calidad, lo cual equivale a construir sus propias empresas y no depender a que a los Puertos lleguen alimentos y productos algunos para abastecer al pueblo, no en vano por eso confiesa Julio Portillo: "El régimen nos tiene pensando con las mandíbulas y no con el cerebro", así están las cosas, la oposición pensando con las mandíbulas en el estómago, y el pueblo pensando con el cerebro en la paz.