En ese extraño contexto sobre el cual fue presentado públicamente el video de Leopoldo Lopez, donde convoca a una movilización para el próximo sábado 30 de mayo, lo más grave no pareciera ser que éste grabara el mismo en el marco de una prohibición expresa de poder hacer este tipo acciones, y menos como consecuencia del uso de un teléfono móvil incautado posteriormente.

La transgresión de las normas pasa a un segundo plano, en especial para la cúpula opositora, cuando de figurar se trata. La pugna de "liderazgos de cartón" (tal como lo visibilizó Ramos Allup cuando en plena campaña electoral en un aniversario de AD Capriles no asistió al acto y optaron por sustituirlo por una fotografía de tamaño natural sobre un cartón), se desata nuevamente cuando de asuntos de egos hablamos.

La mejor estrategia hasta ahora de la MUD había sido la inacción y el silencio. Alguno de los asesores, después de las gurimbas, recomendó pactar la desmovilización y aprovechar el bloqueo mediático del gobierno con la compra de medios para desaparecer las fuertes vocerías y permitir que el gobierno fuese el único actor político visible para así magnificar todas los errores del mismo.

Numerológicamente había dado resultado, entre otras porque ante la desaparición parcial en escena de Leopoldo López (que fuera del control del Pacto del Huevo Frito, obligaba a generar pronunciamiento compulsivos por parte de la "dirigencia" opositora), el "Pacto" regulaba todas las salidas de medios, bajando el perfil, fundamentalmente porque al no tener nada que decirle al país, su única opción era convertirse en el voto castigo al gobierno, por descarte, y no por debate ni por propuestas.

Sin embargo, el conflicto de egos entre Capriles y López es un asunto incontenible. El país hoy vive la crisis más aguda en décadas, gente se mata por conflictos en colas por el desabastecimiento, la inseguridad sigue sin control, la devaluación y la inflación son enfermedades incontrolables, y este par de personajes, dentro de la oposición se pelea, uno desde la cárcel y otro desde su puesto en la gobernación, por el día y la hora de una protesta que gira en torno, aparentemente al cronograma electoral, pero que de fondo lo que debate es el "liderazgo de cartón" dentro de la oposición de dos políticos cuya única propuesta para la salida de la crisis es salir del "régimen".

A todas estas, la cúpula opositora no puede evitar que la lucha de egos, permee la estrategia de bajo perfil para acumular votos castigo, en una lógica de polarización al mejor estilo del bipartidismo del pasado, lo que pone en evidencia la otra "pata" fracturada de la mesa.

El rol de "imparcialidad" del árbitro opositor, también hace aguas, cuando Chuo Torrealba, el hombre que llegaba a la MUD para llenar a la oposición de "pueblo" y "comunidad", no soporta la presión de quienes lo colocaron ahí, y se para abruptamente de la directiva que discute la postura de la MUD ante la movilización convocada por López "mateando la mesa".

Sobre actos de inmadurez política, la salida de Chuo es un comunicado que llama a "la unidad" al mejor estilo de la cúpula del PSUV, y rechaza cualquier iniciativa que venga de un sector sin consultar a la cúpula opositora, y más si viene de Leopoldo López.

Al final, los que se alegraban por las diferencias públicas de diversos sectores chavista con la cúpula del PSUV y del gobierno, hoy no resisten el susurro de un ejercicio de democracia interna a la disidencia ante el hegemón del Pacto del Huevo Frito.

Al final, las molestias de Chuo son incontrolables, porque terminan siendo exactamente lo mismo que critican.

Artíiculo publicado originalmente en www.elestimulo.com