Al mejor estilo de la presentación de una propuesta de gobierno cuando se inscribe un candidato presidencial, Henrique Capriles lanzó recientemente "un plan económico para salir de la crisis" hecho por el economísta José Guerra. A continuación pretendo desmotar alguna de sus afirmaciones y develar la intencionalidad de su propuesta, con el fin de que podamos debatir de manera sincera lo que significa formular propuestas incluyentes para salir verdaderamente de la crisis.
1. La reconducción del Gasto Público. Sobre este tema, el planteamiento de Capriles es claro, para él, como para los términos del Consenso de Washintong, todo recorte de gasto público es la disminución de los recursos para las políticas sociales, tales como las misiones, sólo que no lo dice explícitamente. El problema no es la reconducción, el problema fundamental es la planificación y ejecución eficiente del gasto público. Hoy el pueblo venezolano está claro que es su derecho mantener y ampliar las conquistas obtenidas durante el gobierno de Chávez, y que si hay que reconducir y recortar algo, es la cantidad de dinero que se fuga a cuentas en el extranjero, como consecuencia de la burocracia corrupta, pero también de los banqueros ladrones y de los empresarios estafadores.
2. El refinanciamiento de la deuda externa, para saldar deuda interna con empresarios. Sobre este tema, lo que nunca dirá Capriles, es que lo que debemos es generar un cese temporal del pago de la deuda y una auditoría de la misma, que permita disponer del dinero que el país tiene, pero que no puede disponer hoy para generar inversiones productivas y subsanar parcialmente el problema de la escasez de productos. Sin embargo, como pueden claramente observar, su objetivo es disponer de ese dinero para cancelar deuda interna a "empresarios" en el sector alimento, que en realidad son importadores, que han sido en un número importante, responsables de la fuga de capitales. Por otra parte, persuadir a nuestros acreedores que no pagarles hoy es garantizar pagarles mañana, ordenando las cuentas, es lo fundamental para cualquier negociación.
3. 50% de aumento salarial. a primera vista parece justo, pero lo que Capriles ni el gobierno de hoy nunca dirá, es que la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, en el artículo 91, expresa que: ..."El Estado garantizará a los trabajadores y trabajadoras del sector público y del sector privado un salario mínimo vital que será ajustado cada año, tomando como una de las referencias el costo de la canasta básica." Una dádiva del 50% no resuelve el problema, ya que el centro fundamental del problema es ¡la justa valoración del trabajo! cosa que ni unos ni otros hoy defienden, pero lo que tampoco discuten es la necesidad de que el trabajo sea realmente productivo y cómo hacer que esto se logre para hacerlo sustentable.
4. Devolución a sus dueños de 293 empresas. Postura que refuerza claramente la afirmación del presidente Maduro del 1° de Mayo, cuando señalaba que los trabajadores hoy no tienen capacidad para aportar a la solución del tema económico. Lo que nunca dirá Capriles es que hay que darle la oportunidad real a los trabajadores para que ejercen un verdadero control obrero, que no es ni con burócratas ni con militares, pero tampoco con aquellos antiguos dueños que aunque la hacían más o menos productiva igual las ganancias, producto del parasitismo de la renta petrolera, era embolsillado por pocos, excluyendo a los trabajadores de las mismas.
5. La imposibilidad de levantar el control de cambio a corto plazo. Lo que deja claro que el objetivo es levantarlo a media o largo plazo, sin ir al fondo del problema, que parte del hecho de que quien produce las divisas hoy en un 96% es una empresa del Estado: PDVSA, gústele o no a quien esté leyendo, y esta verdad implica que el control de cambio hoy y hasta que no sea distinto, es una necesidad, al menos que asumamos que el que produce los ingresos de la familia le entregue su salario al de la bodega de la esquina para que se los gaste. La única manera de levantar el control de cambio es que el sector productiva, distinto al Estado, genere sus propias divisas para que maneje su propio mercado, mientras tanto, lo que debe haber es una política acertiva en el uso correcto de las mismas, con un presupuesto transparente y en divisas que permita su fiscalización.
6. Tipo de cambio estabilizado y unificado con un "acuerdo nacional con todos los sectores productivos". Sectores productivos que excluyen a Las Comunas, a los pequeños y medianos productores, y fundamentalmente a los trabajadores y que al final convoca a un nuevo Pacto de Punto Fijo pero con la incorporación de la mal llamada "boliburguesía" financiera.
En este sentido, invito a que profundicemos la discusión iniciada por Marea Socialista, desde finales del año pasado, sobre unas verdaderas medidas para salir de la crisis, que implica la inclusión de los trabajadores, de Las Comunas, de los pequeños y medianos empresarios, de las organizaciones populares de base, de los sectores excluidos, y aplicar una Auditoría Pública Ciudadana que demuestre quienes son los responsables de esta cruda crisis.