Lorenzo Mendoza está en guerra, así lo afirmó, él mismo, en su conversación con Ricardo Hausmann. Esto no debería sorprender a nadie, pues si estamos en un proceso de construcción de un sistema socialista, ingenuo, por lo menos, sería pensar que los capitalistas criollos van a quedarse de brazos cruzados, sobre todo cuando sus aliados son los gringos, la Unión Europea, el FMI, el BM y otros.
Si, Polar es el emblema del capitalismo en Venezuela, razón por la cual es punta de lanza contra un gobierno que se define como socialista y que mantiene una batalla permanente por brindar a su pueblo los beneficios que los dueños del capital le han negado por siempre.
Planteamos lo anterior porque creemos llegado el momento de comenzar de verdad a construir un Estado y una sociedad socialista. El discurso sobre este tema está completamente divorciado de la realidad. Vivimos en una sociedad capitalista con todas sus perversidades y sufrimos, como si fuera poco, las consecuencias de la guerra planteada por la supervivencia del sistema… De socialismo, hasta ahora, solo tenemos discurso y una que otra acción social que pretende hacer la justicia.
Para explicarnos mejor, permítanos, amigo lector, hacer una breve reflexión teórica:
La diferencia fundamental entre el sistema socialista y el capitalista consiste en quien tiene la propiedad de los medios de producción. En el primero el Estado se convierte en el propietario de dichos medios y la plusvalía que genera el trabajo de los empleados es reinvertida en la sociedad. En el segundo, el dueño del capital se apropia de esa plusvalía para su beneficio propio.
Este concepto, que pareciera escrito sobre piedra para muchos ideólogos y politólogos, es necesario revisarlo a la luz de los diferentes intentos por construir una sociedad socialista eficiente, próspera, libre y digna.
La mayoría de los ensayos socialistas fracasaron, entre otras cosas, porque abolieron de un solo tajo la propiedad privada, haciendo con ello al Estado dueño de tiendas de pantaletas, ventas de limonada, heladerías y pare de contar. Obviamente, un Estado que tenga que controlar la venta de los panes que hace una vecina cualquiera, se tiene que transformar en una institución burocrática e ineficiente.
¿Qué habría pasado si los líderes socialistas del mundo entero hubiesen entendido que Marx no pudo haberse imaginado un Estado dedicado a producir y a controlar el café que se vende en cualquier esquina?
Seguramente habrían llegado a la conclusión de que en la primera fase de la construcción del socialismo el Estado debería ser dueño de los medios de producción que pertenecen al colectivo nacional y de las empresas estratégicas. Esto es, en nuestro caso, el petróleo, el gas, el oro, el hierro, las tierras, la energía, el agua y otros.
Ahora sí, ¨montados¨ sobre esta reflexión veamos porque creemos que Polar debe ser expropiada ya, primero por razones de seguridad alimentaria nacional y segundo como un paso firme en la construcción de un socialismo nuestro, latinoamericano.
La alimentación del pueblo es algo estratégico y nuestro Estado no puede permitir que un empresario o una empresa manipule la producción y la distribución para generar escasez o para incrementar los precios en productos vitales para la población.
La decisión no se toma o no se ha tomado fundamentalmente por tres razones a saber:
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Se teme al escándalo que armaría la prensa nacional e internacional acusando al gobierno comunista y de atentar contra la libre empresa (recuerde el caso RCTV). Ante eso, hay que tener muy en claro que si se quiere construir el socialismo no puede esperarse que los capitalistas se resignen y no pataleen.
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Se piensa que bajo la administración pública la empresa se transforme en un antro de corrupción e ineficiencia. Aquí es donde pueden darse ciertas concesiones al capitalismo, mientras se avanza en la construcción del modelo socialista. Podría, por ejemplo, el Estado asociarse con una empresa con experiencia en el área y asumir el 50% de las acciones del consorcio, más una acción dorada que le permita controlara la voracidad del socio capitalista que tendría el otro 50%. Si ese socio gerencia la empresa (auditado frecuentemente) podría obtenerse lo mejor de ambos mundos (privado y público).
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Se argumenta que habría que realizar una enorme erogación de dinero para hacerse con la empresa. En este punto hay que tomar en cuenta que Lorenzo Mendoza es un pillo hambreador y enemigo de la revolución. Se le pagará cuando sea procedente y con bonos de la deuda pública.
Ya nos imaginamos a ideólogos de pacotilla como el Toby Valderrama afirmar que esta propuesta no es socialista. Bueno, al menos es 50% más socialista que la situación actual. Además, brindaría los siguientes beneficios:
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No habría posibilidad de saboteo, acaparamiento y especulación como hoy ocurre
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El Estado podría reducir su nivel de ganancia, por ejemplo, de 50% a 25% lo que significaría bajar los precios a nivel de consumidor
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Como la empresa no se manejaría bajo la ortodoxia capitalista, podría reducirse enormemente los gastos de publicidad en beneficio de los precios al consumidor
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La producción de algunos productos, como por ejemplo el arroz "saborizado" se ajustaría a los requerimientos de la demanda y no al objetivo de la empresa de dejar de producir el arroz regulado para incrementar sus niveles de ganancia.
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Sería un mensaje político muy claro para aquellos empresarios que insisten en impulsar una guerra económica contra el Estado y que hasta ahora no han sido "tocados".