Fratricidio, una palabra que muchos desconocen, pero no por ignorarla causa menos daño, al contrario, no saber que atentar contra un hermano es atentar contra Dios y el orden natural de las cosas, es parecido a lo que le ocurrió a Caín, quien en un ataque de celos y arrechera, asesinó a su joven hermano Abel, por el solo hecho de ser el favorito del creador del universo: Jehová. Esta reflexión obedece al inminente enfrentamiento entre hermanos el próximo 6 de diciembre, todos los nacidos en Venezuela somos hermanos, hijos de Bolívar, de Páez, Miranda, Sucre, de Luisa Cáceres de Arismendi, de Juana La Avanzadora y tantos más. Entiendo que entre hermanos siempre hay diferencias, bien porque uno lento, flojo o tranquilazo y el otro es eléctrico, hiperactivo y de avanzada, sin embargo esas diferencias son las que debemos potenciar para hacer del núcleo familiar un ambiente agradable. Sí todos los venezolanos somos hermanos, todos los revolucionarios también lo somos, debido a que nacimos del pensamiento político de Hugo Chávez y como Chávez era bolivariano y venezolanista, pues somos sus hijos y entre nosotros no puede haber más diferencia que el color de piel, de ojos o rasgos fenotípicos, porque de allí en adelante Chávez somos todos. Me inquieta que nuestros hermanos de la oposición -que cariñosamente les llamo "escuálidos"- no asuman la defensa de la patria ante la amenaza de invasión, muerte y destrucción que abiertamente pregonan los voceros de la Casa Blanca, Pentágono, CIA, FBI y sus aliados en Europa y Suramérica; entiendo que hay hermanos egoístas, fachosos, pate'bola, hechos los locos, hechos los pendejos y hasta los vivarachos, pero hasta el animal más animal, defiende su entorno, ni hablar de los animales territoriales; Venezuela no es una "mujer para manosearla", como dice Alí Primera, tampoco es una jeva para aprovecharla y menos una caja chicha de estos "nuestros hermanos desnacionalizados", para explotarla, burlarla y prostituirla. Caín no necesitó que una comisión de Derechos Humanos lo acusara para que viviera y muriera como un despojo humano y Abel no necesitó ser venezolano para predicar amor, respeto, honradez y honestidad; los escuálidos no necesitan bañar de sangre al país el 6D saboteando los comicios, como tampoco necesitan que la Cuarta Flota estadounidense y sus incursiones a nuestro espacio aéreo nos intimiden, lo que si necesitan los dirigentes de la MUD, los aspirantes a diputados y diputadas es un poco de ese amor que brindó Abel a la humanidad y ese amor que esparció el comandante eterno por la patria venezolana. Mientras nosotros manifestamos el deseo de participar de manera pacífica, tranquila y en paz el próximo 6D, ellos, como buenos hermanos malcriados, desafiantes y groseros, sabotean y atropellan todo lo relativo a la consulta. Cuando Caín mató a Abel, no hubo un medio de comunicación que diera a conocer esa noticia, más que el registro bíblico y ahora cuando los "hermanos de la MUD" hacen algún desafuero tampoco hay medio de comunicación alguno que de a conocer esa información, salvo Aporrea o VEA; cuando Caín se reveló ante su Dios, lo hizo con antipatía, cuando la MUD se reveló contra el sistema bolivariano, revolucionario y chavista, lo hizo con arrechera y cuando Caín quiso arrepentirse sucumbió, como sucumbe la Mesa de la Ultra Derecha y sus afectos. Hermanos escuálidos queridos, no hagan lo que hizo Caín, ustedes son importantes y serán bienvenidos a la política nacional siempre y cuando se desliguen de guarimbas, del Consenso de Washington, de la influencia de Álvaro Uribe y de las apetencias política-económica en detrimento del poder popular y de las clases sociales humildes. Chávez vive, viva Maduro.