He presenciado por la televisión de todos los venezolanos, la entrevista que ha realizado Ernesto Villegas con el candidato presidencial ingeniero o matemático de la Universidad “Simón Bolívar” Roberto Smith i me parece que hubiese sido lo mismo que entrevistar como candidato, a un hombre falso i lleno de conflictos mentales, como Diego Arria. Sorpréndeme sobre todo, escuchar a un matemático, siendo las matemáticas, “el lenguaje formal de la ciencia” oponiéndose a los progresos tecnológicos de la época que vivimos en el siglo XXI i calificando a las máquinas captahuellas, como fascistas i la necesidad del voto i conteo manual. Es como si propusiera a la sociedad contemporánea, volver a la máquina de escribir en vez de las computadoras i al correo de papel i sobres, por Internet. Así, muchos otros ejemplos del atraso de ayer i los inventos del presente i el futuro. No tiene noción de lo que dice en lo político, en lo social i en lo económico. Este es un caso más de los que pasan por la universidad, aprenden una profesión que muchas veces no practican sino que el título los hace ascender en la escala social, pero que culturalmente son unos analfabetos. Al respecto dice José Ingenieros, en su obra EL HOMBRE MEDIOCRE, lo siguiente: “Frente a las burguesías afiebradas por remontar el nivel del bienestar material –ignorando que su miseria es la falta de cultura- ellos concentran sus esfuerzos para aquilatar el respecto de las cosas del espíritu y el culto de todas las originalidades descollantes”.
Este es un precandidato que, como otros se siente un ser privilegiado que no competirá con otros en la supuesta escogencia de un candidato único (como lo han dicho otros) i que su proyecto de UNA VENEZUELA DE PRIMERA, le parece la gran panacea para el país, entre otras cosas llevando la producción petrolera a 12 millones de barriles diarios i creando mágicamente la bicoca de 10 millones de empleos. Empero, cuando se le indaga “de dónde viene el genio”, dice que en sus tiempos de estudiante fue “socialista” (debe ser estilo Petkoffiano) i que conoció a Carlos Andrés en Boston, Massachuset, cuando este “intelectual” de pacotilla que no aprobó ni el primer año de sus estudios de Derecho, fue a dar una “conferencia” i al escuchar al socialista Smith, le interesaron sus “brillantes” ideas i lo llamó a colaborar con su gobierno. Lo que no se fijó cuando lo dijo, es que entró como ministro de CAP i se sentó en el gabinete al lado del genocida Italo del Valle, después del tristemente célebre Caracazo i sabía, entonces, con qué clase de delincuentes trataba. Esa es la mejor credencial que exhibe i su experiencia para proponer un cambio con una Constituyente, conservando las misiones, ocupándose del pueblo, etc., cosa que ningún gobierno de la IV República supo hacer ni el interesó en absoluto durante más de cuatro décadas. Ahora todos quieren una “Venezuela nueva” donde sus proyectos son una simple parodia de lo que hace efectivamente el proceso revolucionario del presidente Chávez. Va a llenar al país de autopistas, de maravillosas realizaciones i es partidario del ideal bolivariano, pues ha estudiado mucho al Libertador. I si le revisamos la biblioteca o lo examinamos al respecto, tengo casi la seguridad de no tener ni saber nada o que sus libros son todos en inglés. Sería como he dicho, una candidatura tan falaz, tan retrógrada, tan deplorable, como si fuese un tahúr estilo del “muñequito del bastón” que explotó i corrompió al país, en la presidencia del más nefasto mandatario nacional de todos los tiempos: el policía inculto de Carlos Andrés Pérez.
En realidad, este pobre candidato, exhibió incultura por todos lados i sus otras explicaciones o respuestas, ni merecen comentarios, aunque tiene el valor de hablar de los muchos talentos jóvenes que tiene la oposición i su grupo minoritario sin duda alguna, pero con la audacia de invitar al presidente Chávez a debatir con él el futuro del país, con su folletito de la Venezuela de primera. Pasó por la Universidad, pero la Universidad no pasó por él. Es una muestra más de la mediocridad, incultura i audacia, de los tantos, numerosos precandidatos presidenciales. Eso sí, no se percató (ni lo hará después) de su incultura política, económica, social i humanística. Con razón se encontraron los apellidos más comunes en inglés i español: Smith i Pérez, un binomio nefasto para recordar. Por eso no vale la pena contestar o refutar, otras estupideces que dijo.La mediocridad, es solemne.