La presunta ocurrencia de un prodigio en la nunciatura y no la intención de proteger de la justicia terrenal a Nixon Moreno como se anduvo especulando sobre el caso, explicaría la insólita decisión del Vaticano de concederle el asilo diplomático, aun cuando sobre él pesaban acusaciones y orden de captura por gravísimos delitos.
Fuentes extraoficiales vinculadas a la nunciatura -ya que todo lo que pasa puertas adentro es un misterio- comentaron que en la habitación donde se alojaba el estudioso muchacho y donde se apartaba con su osito de peluche a rezar tres padrenuestros y tres avemaría, se habría formado una borrosa imagen que causó conmoción en la nunciatura, en los predios económicos y políticos ligados a la Conferencia Episcopal y, acerca de la cual, se tejieron diversas conjeturas. Unas, confirmando lo que según algunas almas creyentes sería un verdadero milagro; y otras, que dudaban de la autenticidad como prodigio de lo que consideraban una simple mancha en la pared. Monseñor Ver Loco , quien regía ese sitio de recogimiento y meditación, supuestamente comentó que él mismo trató de limpiar la imagen para asegurarse que no se trataba de una mancha, y que ésta resistió todos los químicos, las oraciones y hasta los conjuros que consideró apropiados para el momento.
Se dijo también que de la borrosa mancha en la pared y que brotaba un extraño fluido que fue examinado por Monseñor Roberto Luckert y una comisión de la Conferencia Episcopal, quienes lo probaron para ver a qué sabía y varios de ellos se llevaron un poquito para sus casas con la seguridad de que se trataba de agua bendita. Parece ser que manifestaron que tenía un cierto sabor agradable. Por otro lado, fuentes dignas de todo crédito confirmaron que el plomero de la nunciatura fue despedido en esos mismos días por comentar entre los vecinos que el no creía que esa imagen era ninguna virgen ni ningún milagro, y que desde hacía algún tiempo venía advirtiendo que había una filtración de aguas negras en el lugar, precisamente donde se dijo entonces que ocurrió la revelación de Nixon.
El propio Nixon, maestro, guía y ejemplo de la Orden 13, refirió lo que mas de uno juzgó como una experiencia mística: "Había terminado de rezar mis oraciones y me disponía a repasar a Charles Manson, uno de mis autores favoritos junto con el marqués de Sade, a quien también acudo frecuentemente en esas medianoches solitarias. Tuve ganas de ir al baño ya que había bebido mucho vino de ese que hay en la nunciatura, y encendí la luz del cuarto. En ese momento vi la imagen de la Virgen y sentí que mi alma se llenaba de hermosos sentimientos; sentí ganas de hacer un doctorado en la nunciatura sin asistir a la universidad, ganas de lanzar piedras y niples, de conspirar por la libertad de expresión y la democracia. Me acordé de mis amigos…; pensé en Miguel Enrique Otero y en lo cabeza caliente que es, en los inhabilitados…; al final de estas meditaciones creo que me quedé dormido producto del vino. Fue por la mañana, temprano, como a golpe de doce del mediodía, que llamé al presbítero para comunicarle que había sido tocado por la mano de la Providencia".
Por aquel entonces, la nunciatura se convirtió en centro de peregrinación por donde se vio desfilar estudiantes con sus manitas blancas y sus banderas al revés para contemplar la revelación, de madres ansiosas que llevaron a sus hijos para que Nixon los bendijera y les enseñara cómo hacer para graduarse sin necesidad de asistir a clases y sacar las más brillantes notas. Personalidades del mundo de la política, de los negocios y distinguidos representantes de la Iglesia también concurrieron llenos de piedad al sitio de recogimiento de Nixon, sobre el cual se especuló en un principio que podría ser declarado como santuario espiritual de la humanidad. Se rumoró que hasta el mismísimo Ledesma se acercó a la nunciatura a ver si podía ver la polémica mancha, pero Monseñor Ver Loco no le permitió entrar al confundirlo con el Conde Drácula, y hay hasta quien dijo que desde adentro de la nunciatura y que le tiraron ajo. También pasó por ahí Monseñor Roberto Luckert, quien después de que examinó imparcialmente los hechos, insistió en que efectivamente se trató de una virgen y que esa revelación a Nixon demostraba su inocencia y, que la presunta mujer -refiriéndose a la oficial de policía que lo acusó de intento de homicidio y de violación- estaba mintiendo. "Estoy muy emocionado, a Nixon se le está persiguiendo como a Cristo. El es un ejemplo a seguir, lo tengo en cada una de mis oraciones, confío plenamente en la labor que aun sigue", declaró a los medios.
Y, producto de la euforia que en tales circunstancias reinó en la nunciatura, no faltó quien propusiera una procesión hasta Miraflores para pasear la imagen del mismo Nixon como se acostumbra con las réplicas de santos reconocidos por la Iglesia.
Lo cierto es que desde aquel día, la oposición piensa que por fin el país tiene y, gracias a la espiritualidad del estudioso muchacho, el primer santo varón entre sus ciudadanos.