La actuación oportuna de las fuerzas de inteligencia del Estado y la movilización de las organizaciones populares frustraron los intentos de la derecha “venezolana” por llenar las calles de caos y violencia el pasado 1 de septiembre. Sin embargo, lejos del fracaso táctico que resultó aquella movilización para los factores reaccionarios más violentos, ese día marca el inicio de un nuevo ciclo de violencia política y callejera de la misma casta criminal que nunca se desmarcó de la violencia, ni lo hará tampoco, siempre y cuando encuentre oportunidad de imponerla. Mientras tanto, seguirá apostando al desgaste político de la Revolución Bolivariana.
Los voceros de la derecha no tienen cuidado al declarar públicamente sus intenciones de derrocar al gobierno del Presidente Maduro por las vías del desgaste político y la violencia. Su careta “civil” y “democrática” se ha roto. Hoy amenazan con un plan de 30 días de acciones vandálicas y protestas para reactivar la batalla en las urbanizaciones y demás calles del país, imágenes que serás manipulada por las transnacionales mediáticas para justificar las acciones injerencistas que prepara Luis Almagro, secretario general del ministerio de las colonias estadounidense (la Organización de Estados Americanos, OEA).
Más de 90 paramilitares colombianos capturados en los aledaños de la casa presidencial, preparando una masacre que los medios trasnacionales imputarían al gobierno. Entre los detenidos, dos dirigentes del partido neo-fascista Voluntad Popular: Yon Goicochea y Carlos Melo, en posesión de armamentos y explosivos, entre otras acciones dan muestra reiterada del fracaso táctico de la derecha ese día.
Nunca antes en la historia republicana pantalleros codiciosos, bravucones sin suficiente apoyo de las masas populares, ni mucho menos niños mimados de la burguesía han podido derrocar un gobierno legítimo que cuenta con experiencia y amplio respaldo popular. Para usurpar el tan codiciado poder del Estado, le derecha ha buscado la traición de un sector de las fuerzas armadas y el caos social que legitimen la invasión “benevolente” imperial. Esto último no ha sido posible. El dinero no ha podido comprar suficiente conciencia.
La derecha “venezolana” es contradictoria, apela al egoísmo, a la retórica simplona y banal, a la ignorancia y al odio ciego de sus disociados seguidores para imponer su agenda. Desprecia el recurso de la política y las vías democráticas porque siempre ha entendido la violencia como su único medio, y el fin, que le permitirá alcanzar y mantenerse en el poder. La burguesía es hija de la violencia. Entiende que su poder es sinónimo violencia. Pero recuerda a Maquiavelo cuando dice “es mucho más fácil alcanzar el poder por medio del engaño que de la violencia”. Los fines justifican los medios. La derecha es maquiavélica.
La mayor frustración de la burguesía venezolana radica en que, pese a la guerra económica y la crisis del capitalismo rentista, muy pocos se venden y/o desean prestarse para servir de "carne de cañón", muchos prefieren seguir apostando a la estrategia del desgaste político de la revolución.
La derecha pretende imponer el Referéndum Revocatorio, incluso violando los lapsos jurídicos establecidos por las Leyes venezolanas, porque el tiempo juega en su contra. Su desesperación es proporcional, o se explica a razón de la recuperación de los precios del petróleo y la paulatina normalización de la economía venezolana como resultado de las políticas cambiarias del gobierno que bien ha explicado el Ministro Jesús Farías*. Ellos saben que muy pronto será derrotada la guerra económica, y el pueblo olvidará el dolor de las colas y la escasez que ellos mismos provocaron, pero que sus medios solo atribuyeron a la “ineficiencia del gobierno”. Saben que memoria cortoplacista de muchos venezolanos, la que han sabido manipulado, también jugará en su contra.
*http://minci.gob.ve/2016/08/jesus-faria-politicas-cambiarias-del-gobierno-lograron-neutralizar-dolartoday/