Muchas son los ataques que la oposición emprende en su desesperado intento por descalificar al presidente Hugo Chávez...pero, al fin y al cabo, palabras que como dice ese viejo, conocido y trillado adagio: se lleva el viento. Porque es en ese preciso instante que el líder revolucionario se les convierte en una papa caliente. No lo pueden sostener ni con las manos y mucho menos en la boca. Arden, se queman. Más aún, se les pone como un puerco espín. Imposible de tocarlo por algún lado.
La oposición, ciertamente, cuenta con un verbo demoledor, cargado de un alto contenido de arsénico, pero hueco, sólo sirve para desacreditar. No aporta nada al país. Pretende que la gente odie al Presidente, lo execre, pero no suministra razón alguna para eso, mas la que conocemos la gran mayoría: les molesta que les trastoquen y les sigan trastocando sus privilegios en perfecta armonía con la población. Se encuentran sin dirección, no toman la brújula y esas acciones los anula porque de eso muy bien se interpreta que no tienen la suficiente capacidad, para hacer una propuesta superior a la del presidente Chávez. Por ejemplo, pienso que si no los convence Mercal y las misiones Robinson, Barrio Adentro, Milagro, Vuelvan Caras, Negra Hipólita, Ciencias, entre otras, porque creen que no representan un beneficio para los venezolanos, propongan o indiquen con argumentos, el camino a seguir.
Tengan el coraje de demostrar y convencer a la población de que el Gobierno bolivariano avanza por el camino equivocado, en lugar de jugar al saboteo y ponerse cual perritos falderos de Washington. Y es que no le pueden dejar todo al odio, al descrédito, al capricho, porque aquellos venezolanos excluidos, después que aprendieron a leer, se acostumbraron a las ofertas de Mercal, a ir al médico cada vez que sientan alguna dolencia, sin necesidad de dinero para la consulta y los fármacos. Incluso, hasta sin quebrantos. A realizarse chequeos preventivos para evitar las enfermedades silenciosas, que dan el zarpazo en el momento menos esperado.
Por eso es que atacar a Chávez no es pelar mandarinas y menos, de esa manera ciega, sorda, cobarde y antipatriota, como lo suele hacer esa oposición genuflexa ante el imperio. Es que el Presidente tiene un proyecto qué mostrar. Claro, la oposición juega a la amnesia del venezolano, pero aquí también se ha hecho imposible olvidar. Y sino lo creen, cojan este trompo en la uña. Les recuerdo algunas obras de infraestructura que actualmente se ejecutan a lo largo y ancho del territorio nacional: Universidad Bolivariana del Deporte, los metros de Maracaibo, Valencia, Los Teques, Caracas (líneas 3 y 4), Hospital Cardiológico Infantil Latinoamericano Dr. Gilberto Rodríguez Ochoa, autopista Gran Mariscal de Ayacucho (tramo Chuspita-Araguita), Transbarca, segundo puente sobre el río Orinoco, aldeas universitarias, Ferrocarril del Tuy, viviendas, Central Hidroeléctrica de Caruachi, Planta Termoeléctrica Pedro Camejo, Trolebús de Mérida, viviendas... Por eso, insisto, en que es allí donde se estrellan los adversarios del comandante. Eso de ¡Chávez vete!, porque a ellos les viene en gana está muy lejos de la realidad venezolana.
En Venezuela hay proyectos en ejecución , por cuanto, la cuestión no es decir sino hacer y la oposición lo único que ha hecho es denigrar de Chávez. Utilizar, como dije al principio, su verbo envenado, sobre todo, contra los más pobres e indefensos. Se podría escribir un libro de los calificativos despectivos con los que esos grupos elitescos se referían a las personas sin recursos, a esos a quienes ahora les exigen el voto, y eso, estoy seguro, tampoco lo ha olvidado la gente. De allí que, con esas acciones torpes, viscerales, movidas por el rencor, han cavado su propia tumba. A estas alturas nadie puede negar que la oposición viaja a diciembre a bordo del carro fúnebre y la cuestión ya es cosa del sepulturero.
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