Se busca oposición… con moto propia

Debo confesar mi gran preocupación por la falta de una oposición real. Con esto quiero afirmar vehementemente que en nuestro país no existe una oposición, o su existencia es virtual, si cabe la incongruencia.

Parece insólito observar todos los desaciertos de un sector de la sociedad que no sólo tiene derecho a existir, sino que necesitamos que exista, pero no sólo como un requisito de democracia formal para aparentar ante la comunidad internacional, como quizá muchos compas del proceso han terminado creyendo. Necesitamos una oposición crítica, que permita medir las acciones del gobierno bolivariano desde el reto de superar las expectativas de un sector social con un proyecto alternativo de país, que esté esperando un equívoco para ofrecer salidas o soluciones constructivas.

Ésta, nuestra indigna oposición, pierde el tiempo viéndose el ombligo, retorciéndose en los intereses “peceteros” a los que estaban acostumbrados cuando estaban en el poder, y han disipado, fundamentalmente, cualquier criterio de nación y de identidad que debe amparar a cualquier movimiento político gestado en nuestra tierra.

Que es difícil analizar a nuestra oposición, y asumirla como política, sin notar la incapacidad que tienen de organizar al pueblo en las comunidades, es insostenible etiquetar de oposición un esfuerzo extraviado en el dilema de la dependencia de direccionamiento externo, financiada impropiamente para combatir una actividad política nacionalista, progresista y socialista, como lo es el gobierno de Hugo Chávez.

Si ha esto sumamos la encarnizada lucha por el “espacito” público que les queda, sostenido sobre el castillo de naipes de los medios de comunicación privados, en torno a una elección primaria para la designación de un candidato único que en suma no arrastra -según palabra del precandidato Borges- más de un millón de electores, lo que consideran un éxito; entonces estamos ante la evidente farsa de un sector de la sociedad que reclama democracia, y entre ellos mismos no pueden siquiera ponerse de acuerdo para fijar las reglas de su propio juego dizque democrático.

Lo que parece evidente es que Sumate, ha arriesgado su fama de tecnócratas “paracne”, con el objetivo final de impedir que algún candidato llegue hasta el final de las próximas elecciones presidenciales. Y lo peor es que la poca gente de la oposición, que además tiene aún algún criterio de respeto por la patria, no termina de quitarse el velo del odio y el resentimiento por haber tenido que socializar aquel espacio de poder que acaparaban, y haberlo tenido que compartir con nosotros, los “pata en el suelo”. Es por ello que usted lector puede considerar este artículo como un clasificado: “SE BUSCA OPOSICIÓN… CON MOTO PROPIA”.

nicmerevans@yahoo.es


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Nicmer N. Evans

Director de Visor 360 Consultores, una piedrita en el zapato, "Guerrero del Teclado", Politólogo, M.Sc. en Psicología Social.

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