Menos mal que no se terminará el diálogo entre nuestras derechas porque Juan Guzmán, quien intervenía en el punto del orden del día, referente a la prórroga del decreto de emergencia económica, llamó "vampira" a la diputada Tania Díaz porque ella lo interrumpía. Es un incidente sin trascendencia.
Pero lo que si se ve que pudiera ser trascendente y peligroso para el diálogo son las continuas intromisiones de la CEV en ese proceso apuntalando posiciones extremas que dificultan algún acuerdo. Esta vez por la bocota del director del departamento de Medios de Comunicación Social de la Conferencia Episcopal, quien ha soltado entre nosotros a varios engendros realmente satánicos en contra de cualquier acuerdo:
(a) Los medios allá en Roma le preguntaron acerca de una guerra civil en Venezuela si fracasa el diálogo, ante lo que respondió entusiasmado que "si la mesa de diálogo no avanza, es posible". En abril de 2002, recordemos, apostaron por el golpe y por la muerte que arrasaría con la Constitución y todo el Estado de Derecho. Parece que la CEV tiene bastante afinidad con la violencia opositora lo que ha manifestado en bastantes ocasiones en sus comunicados. Manifiesta simpatías por esa violencia hasta en las iglesias, las cuales con frecuencia se convierten en buenas ocasiones para meterse en asuntos políticos que deberían ser bastante ajenos al ministerio religioso. La CEV invoca de modo maligno y sospechoso al diablo de la guerra civil.
(b) "Han sido 18 años en los que se ha sembrado un lenguaje de odio"
(c) "No estoy diciendo que en los actores políticos de la oposición no haya violentos, tal vez, pero está comprobado que parte del Gobierno está preparado, porque tienen milicias, tienen colectivos armados".
Deplorables estas venenosas declaraciones que dispara este católico contra el diálogo, sin rubor y con gozo sobre la posibilidad de un baño de sangre entre hermanos, muy bueno para luego imponer por la intervención extranjera la PAZ SOCIAL que conviene a los explotadores y de la cual han medrado los curas. Menos mal que no estamos en la edad media.
Ojalá fuera posible pero sé que estoy fantaseando por el hambre, incorporar a los trabajadores, a los pensionados y jubilados, a los educadores, a trabajadores de Corpoelec, pequeños y medianos empresarios y a otros sectores de la vida nacional golpeados por la ineficiencia gubernamental y la despiadada estrategia de la MUD de desgatar al Gobierno aunque nos lleven a los cachos a todos. Mayor participación popular para hacer de ese proceso algo mejor y para ampararlo de los malos pensamientos.