Algunos, al leer el título de esta nota, dirán que la tengo tomada con el catire del Batey; la verdad, sin embargo, es que el pobre está empeñado en que lo recordamos tal y como es y no como aparentó ser por tantos años.
Resulta que el Teodoro que decía que llegaría hasta el final de la contienda electoral, y el que, con las poses de siempre, se alzó contra Súmate; ya comenzó (como vaticiné) a anunciar su retiro de la contienda y a plegarse a la línea, que a través de Corina Machado, imparte el gobierno de Bush.
Es que no podía ser de otra forma, Teodoro jamás se volverá a oponer a las decisiones del gobierno norteamericano y mucho menos a la oligarquía criolla. Si pudo estar al servicio de Caldera y defender la Agenda Venezuela, es compresible que Bush se le antoje como el iluminado que habrá de sacar a Chávez para salvación de la patria.
Como ya dije, Teodoro no está en la carrera electoral; por el contrario, ha comenzado a preparar el terreno para su retirada y adhesión al plan destinado a sabotear las elecciones del tres de diciembre.
De esto dio un adelanto la semana pasada cuando se retractó de sus declaraciones anteriores y anunció que su pacto con Julio Borjes y Manuel Rosales estaba vivo. Afirmó el catire que él no estaba opuesto a las elecciones primarias y que si el ganador de ellas obtenía una votación respetable, se retiraría para brindarle apoyo.
Esta cantiflada de alzarse contra las elecciones primarias, para luego anunciar un respaldo al ganador de las mismas, es típico del Teodoro de los últimos años. Es que el pobre ya no tiene voluntad propia y mucho menos independencia de criterio.
El día de las primarias Súmate anunciará, con bombos y platillos, que participaron unos cuatro millones de electores y Teodoro “impresionado” por esa marea de ciudadanos, renunciará a nombre de la unidad nacional.
Era más que obvio que esto ocurriría, Teodoro no tenía otra opción. Hace mucho tiempo que vendió su alma a quienes por siempre han manejado este país, y esos podrán festejarle las bravuconadas contra Chávez, pero no están dispuestos a permitirle que estropee sus planes.
Un par de llamadas telefónicas para recordarle que la línea es sabotear las elecciones con el argumento de que no hay condiciones; otra para decirle que no hay dinero para financiar campañas a quienes no formen parte de dicha estrategia y una última para informarle que no será bienvenido a unos medios que son la punta de lanza del plan Bush; fueron más que suficiente para que el irreverente de pacotilla se convenciera de que lo que más le conviene al país, es que él renuncie a favor de un adeco como Manuel Rosales o de un pichón de copeyano como Julio Borjes… Que vaina Teodoro, pa’ lo que has quedado.