Pólvora en zamuro

“El verdadero humor empieza cuando

ya no se toma en cuenta a la persona”

Herman Hesse

El humor i la risa son, en realidad, cosas mui serias, lo han manifestado así grandes pensadores de la humanidad i algunos se han destacado en el humor que endereza entuertos como en el Quijote, o en alguna frase en medio de una gran calamidad. Cuando a Sigmud Freud le dijeron que los nazi quemaban libros en las plazas, i entre ellos, los suyos, exclamó ¡Cómo hemos progresado; en la Edad Media me hubiesen quemado a mí!

Por eso el buen humor, el de ingenio creativo i realmente con brillante comicidad, vale mucho, así como la risa que estimula o provoca. Henri Berson escribió un tratado filosófico sobre LA RISA. A mí, particularmente, me entusiasma el chiste, como a muchos colegas que fueron geniales en ello, como Filipo Wanderlinder i Nava Acevedo i algunos otros. Siempre, para las cosas más serias se me ocurre un chiste o adapto alguno a la circunstancia presente. En tiempos de Pérez Jiménez, muchos temían hacerlo o ni siquiera mencionar a los “tres cochinitos”; pero yo heredé esto i lo ha continuado mi hijo Andrés Eloy, creo que de mi tío materno Enrique, un comunista alegre i creativo, mi padrino de confirmación, quien reía aunque alarmaba a mi madre, porque cuando me llevó a confirmar, me preparó i me aconsejó que al irme a dar el cura una bofetada que daban (no lo sé ahora porque hace tiempo me perdí de las iglesias) me pusiera en guardia como Simón Chávez o José Alberto Díaz, i así lo hice. Anatole France, Bernard Shaw, Herman Hesse, Saramago i hasta el mismo Russell, me alegran con su humor brillante en textos por cierto mui serios.

Por ello empiezo por aclarar que no tengo nada contra el buen humor i menos con los hombres i mujeres del pueblo; siempre dije durante 30 años que trabajé en el I.V.S.S. que allí era donde ejercía feliz porque el paciente no me pagaba i no tenía que hacer “presupuestos”. En la clientela privada, cuando un paciente me lo exigía, le decía: yo pongo honorarios; los presupuestos los hacen las clínicas. Por estas consideraciones, no tengo, ni por zambo, ni por hombre de pueblo, ni por humorista (que a mi juicio es malo o mediocre, porque tiene como principal recurso la vulgaridad más chabacana) a este candidato que, coincido con Mario Silva (el analista, bachiller marginado con el cual más coincido) es “fabricado” por la oposición, especialmente las putas de la televisión, no porque crean que va a ganar ni siquiera a arrastrar mucho pueblo, sino como uno de los ingredientes de la oposición más bruta del mundo, para tratar de ridiculizar el proceso electoral, el más científico, transparente, rápido i limpio del mundo i si no, muéstrenme uno mejor. Ya vieron las tortas electorales en Colombia, Perú i México al estilo de la primera mitad del siglo pasado; manuales, contando con los deditos, con actas mata votos i fraudes, a todas luces.

Por eso coincido con la crítica de una escritora en APORREA, de apellido Cardinale que escribe con soltura i sinceridad,(que me recuerda a esa belleza italiana CC) quien no entiende, como tampoco yo, que una periodista en alto cargo de gobierno, como Mari Pili Hernández escriba tan largo sobre un personaje que, respetando su condición de ciudadano venezolano común (así tenga dinero i le hagan tremenda publicidad) es como un olmo al cual se le pidan peras. Creo sinceramente que los requisitos para ser candidato presidencial, deberían ampliarse por lo menos en dos o tres cualidades, fuera de ser venezolano, mayor de treinta años, de condición seglar, porque debía exigirse un nivel de estudios (recuerden que Alfaro Ucero era como las quemaduras, que no pasaba de tercer grado), que tenga carrera política, militar o ciudadana, de al menos ocho años, haber desempeñado cargos públicos, i otras cosas que no viene al caso especificar aquí. A un personaje que eleve volantines (en Caracas dicen petacas) o maneje una avioneta, no se le puede dar a conducir un 747 o algo mayor; o quien maneje una piragua o un remolcador, darle un portaviones o un submarino. El Conde del Guácharo, no pasa de ser un humorista vulgar, sin ninguna capacidad ni para jugar béisbol o raquetica de mesa (ping pong) i sí, por su manifiesta pasión pecuniaria, perfectamente manejable; una bolita de plastilina, para ese hipnotismo de billetes verdes que son los únicos votos que tiene una oposición que olvidó el pasado (más de cuatro décadas de dictadura de partidos) i el estado en el cual dejó al país. Por eso, ni la comparsa de “enanos” que pastorea SÚMATE ni los arrechitos que se quedaron fuera de las “Primarias” ilegales, tienen madera de presidentes, ni caras de resistirse a los “verdes”. Busquen un dinosaurio, pero que al menos sepamos que pueda entender la Constitución o “acercarse de lejito” al pueblo. Chávez fue un rayo en la noche en calma. Jamás dentro de la mediocridad de presidentes durante 40 años, imaginaron un hombre extraordinario como el que ahora los vuelve locos. El Conde del Guácharo, con todo respeto hacia su persona, deberían encerrarlo en la cueva del Guácharo hasta pasado el 3 de diciembre. Déjenlo allá i vayan a ver sus show plenos de insolencias i groserías; con su “uso” como objeto, no van a desprestigiar las mejores elecciones que se hacen en América (incluyendo las peores en USA) ni mucho menos evitar la derrota por paliza que recibirá la oposición en diciembre. Por ahora, no gasten más pólvora en zamuros.


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Roberto Jiménez Maggiolo


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