“Colectivos armados arremeten contra el dirigente de Primero Justicia: Juan Requesens, durante su participación en una protesta pacífica llevada a cabo frente a Defensoría del Pueblo, aquí en Caracas”. Este es un extracto de un noticiero radial capitalino -en referencia a lo ocurrido el pasado lunes- tras la decisión del Tribunal Supremo de Justicia, TSJ, sobre la regularización de la inmunidad de los parlamentarios; no transcribo el resto del reporte periodístico para no caer en la ladilla, sin embargo me gustaría analizar un elemento de esta nota de prensa, debido al mal montaje violento -mediáticamente hablando- que realizaron los oposicionistas ese día, así como lo calichoso y burdo que representa la imagen de Requesens.
Hay que dejar claro que no se necesita ser un súper policía o detective para inferir que el matracazo que “recibió” el diputado no fue de un chavista miembro de colectivo alguno, para nada, sino que fue golpeado por uno de sus seguidores y compinches que le lanzó una mano con todo en el lado izquierdo de la frente, este episodio me hizo recordar el coñazo que recibió Enrique Salas Römer, el popular Frijolito, allá en Valencia durante su candidatura-aventura contra mi comandante Hugo Chávez, si recuerdan, en ese entonces el padre del partido Proyecto Venezuela, estaba más escoltado que un presidente gringo y aun así un sujeto de “un Circulo Patriótico” le asestó un leñazo por la cabeza a traición, farsa que se descubrió con el tiempo, más allá del show televisivo de Globovisión, RCTV, Venevisión, El Nacional, El Universal y el circuito radial CRB. Lo cierto es que Requesens se puso pa' la foto y pal' video, lo que valdrá el inicio, por no decir la intensificación de la campaña contra los colectivos, que en resumidas cuentas son grupos de venezolanos patriotas que defendemos el legado de Chávez y la soberanía de Venezuela. El diputado en mención y sus secuaces saben que entre las filas oposicionistas es imposible que se les cuele un “marginal chavista” con intensiones de agredir, ya que será descubierto, golpeado -en el mejor de los casos- y expuesto a la opinión pública, en otras palabras, el que jodió a Juancito fue uno de ellos mismos. Sean serios.
Sobre el particular, en Acarigua -estado Portuguesa- hay un dirigente también de Primero Justicia de nombre Luis Sánchez, que intentó hacer el mismo espectáculo que Requesens, pero no se le dio el boche. Hago la salvedad que no conozco a Sánchez, sin embargo lo traigo a colación debido a la similitud con el parlamentario caraqueño, me explico, Sánchez quería que un policía le diera un planazo el lunes pasado cuando se encontraba protestando y que de manera pacífica frente a la Fiscalía en la avenida Alianza, pero en vista que los uniformados no le prestaban la atención que esperaba, se agarró con un sujeto apodado “pestañas explosivas”, según un colega periodista de la fuente política, Sánchez intentaba incendiar con gasolina basura, caucho y hasta unos muñecos, lo que a “pestañas explosivas” no le parecía correcto y le manifestó: “ay Luis por favor, nosotros no somos así de bichos” acto seguido se prendió la discusión que por pocos se agarran por las greñas, perdón por poco se van a las manos. La cosa es que en nuestra región estas charadas no tienen la repercusión mediática, ya que hacemos periodismo de altura, aun cuando en ocasiones hay unos comunicadores sociales que se prestan para hacer cada vaina, que ¡Dios guarde!
