En predios de la oposición se dice que ¨su momento¨ está cerca, por ello arrecian en la violencia, la muerte y el caos, lo cual no es sino el preludio de lo que ocurrirá si su plan de invasión llega a concretarse.
El anuncio de la muerte de Leopolvo López ayer y la clara insinuación de que lo había asesinado el gobierno es una buena demostración de que intentan dar la estocada final. Ese no fue un hecho casual, ni mucho menos una inocentada que alertó al gobierno y le brindó la oportunidad de mostrarlos como farsantes y ¨showseros ¨.
Ellos no son muy inteligentes que digamos, pero tampoco son imbéciles. Poco beneficio les aporta el poner a correr una especie como la del asesinato de Leopolvo, si en pocas horas puede ser desmontada, dejándolos en ridículo.
Ni de vaina, algo les salió mal en el plan. Tenemos la certeza de que para el momento en el cual el matacuras anunció la muerte de López, éste tenía ya que ser difunto, pero algo ocurrió que les estropeó la fiesta.
Vuelve a ser Leopolvo un candidato ideal para ser asesinado con el objeto de culpar al gobierno y generar a partir del hecho el maremágnum. No puede ser candidato, su protagonismo no conviene a los viejos carcamanes de la derecha venezolana y su ¨segundo a bordo¨ se cree ya con piso político propio.
En resumen, un López perfectamente desechable cuyo asesinato es la guinda que hace falta en el pastel del fascismo venezolano corre mucho peligro. No en balde la Fiscala General de la República ¨saltó la talanquera¨ justo horas antes del anuncio del asesinato del reo y acusó al gobierno de represivo, entre otras cosas.