Conocía a Pablo Medina, desde hace algunos años cuando ya usaba su verdadero nombre i había abandonado los varios pseudónimos que, como miembro del partido comunista desde los 16 años, usaba en su azarosa vida de soñador i perseguido.
Desde la infancia, en mi hogar no politizado –mi padre, no fue nunca hombre de partido, pero sobresaliente como ciudadano, fue senador poco tiempo en el gobierno democrático de Isaías Medina- i cumplió, como yo en la ANC. En ese hogar la palabra comunismo era un terror, pese a que mi tío Enrique Maggiolo, era comunista, i se casó con Josefina Valles (Pepita Valles), hija de Isidro Valles un connotado i gran comunista en el Zulia. Como tío Enrique era tan bueno, mi padrino de confirmación, un excelente artista del chiste i un hombre trabajador, útil, buen carpintero, cazador deportivo, etc., a mi me parecía que los comunistas distintos a los que la gente decía. Años después, los estudios de filosofía me confirmaron que fue la sociedad capitalista (que se fue haciendo dueña de países i convirtiéndose en salvaje i terrorista) la que inculcó ese falso terror, pues a la larga, los Estados Unidos, primera “perla” del capitalismo, ha venido a ser el primer país terrorista del mundo. También fue comunista i sindicalista uno de mis hermanos negros (criados en casa de una madre negra que tuvimos, además de mi madre), llamado Guillermo Hoffman, miembro de UNE (Unión Nacional de Trabajadores).
Empero, veamos por qué me ocupo de Pablo Medina, conocido durante la campaña electoral de Chávez, creo que presentado por Mario Isea, junto a Enrique Rodríguez Mota, mi excelente amigo desde entonces. Sabía que Pablo Medina, era amigo de Hugo Chávez desde mucho antes, que como Petkoff tenía sus médulas óseas como depósitos de ideología de izquierda pues ya no le cabía tanta en su cerebro i fuimos compañeros en la Asamblea Constituyente, donde le admiraba su lucha por defender que la Deuda Externa había sido pagada hasta tres veces, como lo era en realidad, i su identificación con los propósitos de la revolución que iniciaría Hugo Chávez, cuando fue elegido Presidente i juró por la “moribunda” Constitución del 61 de facturación secreta.. Además asomaba como el mejor sindicalista o representante de los trabajadores del país. Era uno de los “nuestros” de verdad. Había fundado junto a otros, el PPT (Patria Para Todos) i fue este partido, por medio del afán de Mario Isea i Naugenis Valbuena, quienes consiguieron con el partido los votos suficientes para llevarme a la ANC. Por esta razón, en una reunión del PPT, cuando se organizaba la Constituyente, ya en marcha el proceso, en un acto conmemorativo del partido, me dieron la palabra i expresé mi agradecimiento porque fueron los votos de ese PPT, los que me llevaron a la ANC, donde creo que me distinguí, cumplí con mis propósitos i hasta fui el orador de orden en un acto en el Hotel Maruma de Maracaibo, en representación de los 13 zulianos que fuimos elegidos i en Caracas me nombraron, en una reunión en el Anauco Hilton, como un Asesor ad honores de todo el grupo. Mario Isea, por cierto, vivió en el mismo apartamento que me prestó en Parque Central, un amigo marabino.
Después de ese acto del PPT en Maracaibo, Pablo Medina me saludó efusivo i me regaló su libro REBELIONES, con una dedicatoria, donde dice “A Jiménez Maggiolo, para mí un descubrimiento” creo que de buena fe i no una ironía, porque en Maracaibo, los energúmenos buscadores de puestos del MAS, uno que relaté sus insultos en un folleto i que creo que ya falleció loco de verdad, en una ocasión, con absoluta ignorancia de mi trayectoria profesional i política (porque político no es el hombre de partido solamente, sino quien se preocupe por el bienestar de su patria i se enorgullece con su historia) dijeron en unos sueltos que, “Gastón Montiel Villasmil, abogado, escritor e historiador, para mí el primer bolivariano del Zulia, i quien escribe, éramos “agentes del imperialismo norteamericano”. Afortunadamente allí están mis escritos de mas de medio siglo; defendía desde el principio a la Revolución Cubana; he sido admirador perenne del Che Guevara (esto al final me separó de uno de mis grandes amigos de toda la vida: Américo Negrette) i mis ideas no han cambiado como en grandes “rebeldes del ayer, como Teodoro Petkoff, Pablo Medina i otros, entre esos otros Froilán Barrios.” En la vida he ido cinco veces a Europa i viví allá por dos años largos; en cambio a los Estados Unidos solamente dos veces i una vez de paso.
Pues bien, en una oportunidad, relativamente breve i reciente, en el programa del también antes rebelde, antes que su hermano se robara media PDVSA, el señor Roberto Giusti, entrevistaba a Pablo Medina, a quien vemos desde el Golpe de Estado, definitivamente pasado a la derecha más rancia o radical (parece que le hicieron un trasplante de médula ósea) i le lavaron el cerebro con jabón i Nevex, dijo que lo que estamos viviendo en Venezuela es ¡STALINISMO! Dijo con desparpajo: Mira Roberto (Giusti), yo he estado en Rusia (o no sé si dijo solamente Moscú) i aquello era terrible, como sucede actualmente aquí (no recuerdo textualmente sus palabras, pero fue algo así). Pues bien, aclaro dos cosas. Primero me regaló su libro i como sucede entre los políticos que no leen, creyó que solamente lo colocaría en un estante de mi biblioteca i se acabó. Empero, leo todo lo que puedo, especialmente de cualquier libro que compro, me enseñan, me prestan (por minutos, pues no tengo ningún libro prestado) o me voi a los capítulos más interesantes. La mayoría en rústica los subrayo con una regla i a los de lujo, para no dañarlos, les hago fichas. Mi pasión es leer, aun ahora que tengo problemas visuales pasajeros, pero molestos. Entonces me indignó escuchar Casualmente el año que el fue a Moscú, el 69 fue el siguiente al año que me vine de vivir en Europa dos años; luego regresé el 74 i fui a Finlandia, Rusia (Leningrado, Novgrob, Moscú, Smolenk, Minsk, etc., para citar las ciudades grandes, i también a Polonia, etc., etc.) Conocí, pues, lo que él describe como terrible, espantoso stalinismo (igual al que tenemos aquí según él) que vivió allá, por estar descrito en su libro, a partir de un aparte titulado “París, rumbo a Moscú”. Relata que fue como miembro del Comité Central de la Juventud Comunista, que llegó con una temperatura de 37º bajo cero que al principio tuvo dificultades con el idioma, que habían muchos jóvenes de distintos países i que afortunadamente les pusieron traductores. Salieron, pues, de Venezuela un grupo de 10 venezolanos (que fueron la sensación en todo allá en Moscú) un 25 de enero del 69. Llegaron a París en los tiempos de moda de Brigitte Bardot i en tres horas a la capital de la Unión Soviética en un avión de Aeroflot. Los únicos problemas fueron que no los recibió nadie, pasaron cinco horas en el aeropuerto, con hambre, pero poco a poco todo se fue solucionando. Los trasladaron a la Escuela Konsomol i les cuidaron hasta la salud (¡todo gratis!) i hasta por tener parásitos lo tuvieron 10 días hospitalizado. Se enteró de que, mucha gente de África, Asia , no conocía casi nada de América Latina. Tengo personalmente muchas anécdotas de eso. Pero de todos modos les fue de maravilla; les enseñaron, Filosofía, Economía, Movimiento Obrero e Historia del Partido i con profesores mui calificado, hasta académicos. Fueron a todo tipo de espectáculos; vio óperas en el Bolsoi (cita sus nombres), naturalmente Ballet; el pueblo ruso, culto, leyendo a toda hora, sencillos i con acceso a todo, especialmente a la cultura; les permitieron disentir, hablar de Trosky, reflexionar sobre choque en la frontera con China; hacían el amor a cada rato, tuvo una novia chilena, i finalmente otro aparte lo titula “Era la Felicidad”. Aunque tenían limitaciones respecto a otros estudiantes (se entiende, más acostumbrados a aquellos cambios) les permitieron tantos estudios sin muchos haber terminado el bachillerato. Eran conocidos i mui populares como “los venezolanos”; eran los que avivaban las polémicas, promoviendo debates de ideas, buscando la verdad, la justicia…i luego concluye: ¡Ah, era la felicidad! E insiste: “Hacíamos el amor. Había mucha libertad…a pesar del régimen, sentíamos una libertad total, hacíamos lo que queríamos y lo hacíamos intensamente”. Invito a quien tenga ese libro REBELIONES, de Pablo Medina, que en parte es autobiografía, a leer más detalles al respecto; a enterarse cómo desde los 16 años, fue un rebelde ejemplar dentro del comunismo. Cómo disfrutó de la libertad sin límites en la Rusia stalinista, mientras aquí, en la IV República llego a ser el hombre más buscado para detenerlo o matarlo. Como describe las barbaridades, atropellos, vejaciones, atrocidades, crímenes, etc., de esa IV República i cómo describe, debe hacerse precisamente lo que ha hecho Chávez, especialmente borrar fronteras en Latinoamérica, buscar la integración de los pueblos i realizar el sueño de Bolívar. Léanlo, está con detalles precisos los objetivos de la revolución bolivariana i la corruptela i atrocidades de los hombres con los cuales, hoi se identifica i hasta ayudó o fue protagonista del Paro, el Golpe de Estado, el Saboteo Petrolero, etc. Hoi Pablo Medina, es un compañero dinosaurio de ruinas humanas como Pompeyo Márquez, Manuel Caballero Feudal, Américo Martín, Teodoro Petkoff, Tejera París i los pandillero nuevos de la IV República o Dictadura de Partidos. Ahora declara que vivió en Moscú el horrendo stalinismo que ahora vivimos aquí, aunque él se proclama coautor de esa revolución pacífica bolivariana i de las ideas que desarrolla el presidente, pues está en el libro REBELIONES.
Conste que no estoi defendiendo a Rusia, i si un stalinismo opresor, trágico i terrible, imperaba en los momentos que Pablo Medina estuvo allá entre enero i mayo, después de unos 16 años de muerto Stalin (1953), cuando en esos cinco o seis meses, observando que no había miseria, al menos no se percibía en la calle; no había mendigos, ni niños sin hogar, la gente comía, se vestía bien, tenía garantizada la salud i la educación i también el trabajo. Esa es la Rusia (o mejor, el Moscú que él describe en su libro) pero hoi dice ante las cámaras que observó una vida desastrosa, terrible, alarmante, violadora de los derechos humanos, i que eso es lo que ha hecho Chávez con Venezuela, cuando precisamente, JAMÁS EN LA HISTORIA REPUBLICANA DEL PAÍS, los índices internacionales, las instituciones mundiales, dicen en cifras que jamás ha estado más próspera que en el presente. Lo estamos viendo i palpando, señor “rebelde”. Pero Pablo Medina a la Venezuela actual, la compara a la Rusia stalinista que vivió; se lea acabaron las rebeldías. Es tremendo embustero i fantaseador que, ni se acuerda de lo que ha escrito ni tiene vergüenza para aparecer aliado de los monstruos sociales que hasta hace poco adversó i vio como sus peores enemigos i los destripadores del país. Para mí no es bruto, sino loco; quizá porque no le dieron el cargo o posición que apetecía. Es simplemente como aquel loco en el Manicomio de Maracaibo que, estando encaramado en un árbol, observó en la calle a un hombre que cambiaba un caucho i puso las tuercas dentro de la copa de la rueda o el ring. Pasó otro vehículo volando, pisó la copa i las tuercas brincaron i se perdieron. Ante la angustia del conductor sin la tuercas, el loco le dijo: No hai problema mi hermano; quítale una tuerca a cada rueda i las montas todas con tres hasta que las compres. El hombre emocionado i lograda la solución le dijo: ¡hermano! ¿i usted por qué esta encerrado allí? A lo que el otro le respondió: ¡Estoi aquí por loco, pero no por bruto! Empero, cuando la locura atenta contra los valores éticos, contra los derechos humanos, i contra la Patria, es más peligrosa que el cáncer o el sida. ¡Que de clientes debe tener Jorge Rodríguez i sus colegas de especialidad!