La candidatura de Manuel Rosales se ha convertido en un andamiaje de intereses económicos y contradicciones políticas de baja ralea. Aunque el propio candidato (de un sector de la oposición) sabe que no tiene ninguna posibilidad de derrotar a Chávez. Se reconoce electoralmente derrotado y se propone alcanzar extraños beneficios políticos. Pretende convertirse en el heredero de la cúpula del adecaje decadente.
Rosales evaluó sus posibilidades y no aceptó la candidatura hasta que el CNE le garantizó que podía regresar a la Gobernación del Estado Zulia. A partir de allí puso en marcha su proyecto para constituir un Partido Político Nacional que ocupe el lugar de Acción Democrática y le permita alimentar la ilusión de reeditar el nefasto Pacto de Punto Fijo con Teodoro en el papel de Jovito Villalba, Borges como Rafael Caldera y el propio Rosales pretendiendo emular a Rómulo aunque carece del talento político y solo tiene los vicios del viejo caudillo adeco.
Rosales nunca podrá capitalizar el descontento, ni la decepción histórica de los adecos de base que con su honestidad y trabajo ayudaron a construir una poderosa organización que degeneró en una denigrante maquinaria electoral que solo sirvió para alimentar la corrupción, la perversión política y la insaciable voracidad de una cúpula que despilfarro nuestra riqueza petrolera y destruyó la Patria.
Rosales tendrá que conformarse con ser el trágico heredero de la cúpula adeca. Será el heredero de un cascaron vacío y hueco. Un cascaron que solo guarda vicios, valores antidemocráticos y la persistente disposición a conspirar contra la Democracia Participativa y Protagónica.
Por su comportamiento político y el contenido de su discurso, Rosales puede alcanzar su mayor objetivo político y convertirse en el trágico heredero de la cúpula adeca sin mayores problemas. Por su comportamiento, porque fue un ferviente representante de la conspiración contra la Patria el 11 de abril del 2.002. Recordemos que fue el único Gobernador que firmó la gloriosa Acta de Pedro Carmona Estanga y fue protagonista de primera fila en el sabotaje petrolero que provocó la perdida de 30.000 millones de dólares en la industria petrolera, llevó a la quiebra a casi 10.000 empresas nacionales, elevó el desempleo al 23.5% y mantuvo a los Venezolanos en una situación de zozobra y confrontaciones absurdas durante los 60 días que duró el sabotaje petrolero.
Desde la Gobernación del Zulia, Rosales ha propiciado el fortalecimiento del sicariato político que ha provocado el asesinato de decenas de dirigentes campesinos que luchan por el derecho ala tierra; quizás con ese objetivo mantiene como funcionario de la Gobernación a Henry López Sisco, el eterno asesor de la cúpula adeca que aparece involucrado en las masacres de Cantaura y Yumare
En su discurso, Rosales reproduce la vieja propuesta de la cúpula adeca que pretende una sociedad donde impere la exclusión social y se imponga la privatización de las Empresas Básicas, la Industria Petrolera, los servicios públicos, la Educación y los Centros Dispensadores de Salud. Todo ello en nombre de una supuesta democracia representativa y una relación de sumisión ante el Gobierno de EEUU garantizándole la entrega de nuestros recursos naturales y la protección de sus empresas transnacionales.
La intención de confundir a la gente con el reconocimiento de la importancia y trascendencia de las Misiones Educativas y los Programas Sociales del Presidente Chávez forma parte de una miserable estrategia electoral porque en realidad el primer objetivo de Rosales y su equipo es desaparecer las Misiones, privatizar las Empresas Básicas y la Industria Petrolera, eliminar todos los mecanismos de participación ciudadana en los asuntos públicos y restaurar el agotado modelo Puntofijista impuesto por la cúpula adeca y desaparecido por la voluntad popular.
Rosales aparece, entonces, como genuino candidato del Neoliberalismo, de las transnacionales y del Gobierno Norteamericano. Se reconoce derrotado y tendrá que conformarse con ser el trágico heredero de la cúpula adeca.
