Apreciado Jefe de Ramo Verde:
Soy un humilde venezolano sin casa propia, viviendo bajo un puente, sin condiciones mínimas.
Mientras me llega la Misión Vivienda Venezuela quería solicitarle ─a ver si se puede─ que me presten aunque sea temporalmente una de las celdas que tienen en Ramo verde reservadas para políticos presos y, si es posible, parecida a la de Leopoldo, que tiene vista hacia la calle y por donde entra aire fresco e iluminación natural.
De acuerdo con un informante infiltrado en Voluntad Popular, Leopoldo no está del todo mal en su pacífico encierro debido a que ha tenido todas las comodidades que quisiera tener un ciudadano en su casa. Televisión por cable, computadora con internet, DVD, hasta un rinconcito donde golpear un saco para mantenerse en forma por si hubiere que salir corriendo fuera del país por algún delito contra los derechos humanos. No quiero parecer un abusador, pero si es posible, quiero que me le instalen aunque sea una cocinita eléctrica para calentar un cafecito no vaya a ser que a mí también me visiten Zapatero y Jorge Rodríguez a ver qué se me ofrece. ¡Ah! Y una pizarra acrílica de 2,20 x 1,25 como la que tiene Leopoldo donde parece que bosqueja unos planes que tienen que ver con PDVSA y el AMO. ¡No olviden mi laptop! Realmente, me daría con una piedra en los dientes si pudiera vivir un tiempecito en Ramo Verde donde la vida es más sabrosa. Tendría mis tres papas, aire fresco y un cuarto iluminado donde recibir a mis amistades y familiares que no han querido visitarme en mi puente miserable porque dicen que “les da cosa”.
Me han contado como transcurren plácidos los días para Leopoldo quien vive en ese paraíso terrenal jugando dominó y escribiendo libros sin mayores angustias, a salvo de imprevistos, mientras afuera reinan las colas, las turbulencias del capitalismo y las contingencias guarimberas. Y, la verdad, no quiero seguir arriesgándome por estas calles a que una guaya me descabece o que un miguelito me puye un pie por no tener calzado. No quiero ni pensar que en medio de una protesta pacífica algún “libertador” me confunda con un chavista…
Además me tiene preocupado todo ese asunto de la invasión y estoy seguro que si eso llega a ocurrir, en Ramo Verde estaría bien cuidado como lo está Leopoldo de Julio Borges y Ramos Allup. Allí no caerán las bombas inteligentes cargadas con uranio empobrecido que después no dejan crecer ni la yerba. Cerquita de Leopoldo y los otros políticos presos seguramente estaré a salvo de los arrebatos de Trump, a quien no se le ocurrirá mandar para allá un dron de esos con ojiva racista que no discrimina entre oficialistas y opositores, para no arriesgar el carapacho de esos distinguidos próceres de la libertad de expresión y la democracia. No podría pedir mas, le estaría muy agradecido.
Sé que no debo abusar de su sensibilidad social y por eso quiero ser comprensivo respecto de las circunstancias de esa prisión donde se que hay hacinamiento por tanto político preso por luchar contra la Constitución descargando arrechera. Si la cosa esta así de masificada, hasta aceptaría el “tigrito” donde Lilian dijo que Leopoldo había estado 21 días sin ver el sol. Mejor ahí que bajo el puente donde ahora vivo y donde he tenido que resistir cauchos quemados y barricadas de basura, trancas de tráfico y guayas cercanas, y hasta aquel olor a caca que mejor no cuento. Eso sí que es una tortura. Como iba diciendo, si hay mucho hacinamiento por los políticos presos que quieren acabar con el orden establecido, resérvenme esa celda que acabo de nombrar o alguna otra que tengan desocupada por ahora. No quiero pecar de envidioso pero me gustaría disfrutar también de microondas y una ducha corona como la que tiene Leo en su despacho y, para no parecer que estoy exigiendo más de la cuenta, no insistiré en alfombras como las foamy como las que uso Lilian para decorar ese nirvana que es la habitación de Leo.
Hay una cosa que me preocupa y no quiero pecar de metiche ya que no entra entre mis atribuciones de indigente. Y es que el señorito Guevara anda por ahí repartiendo arrechera a diestra y siniestra, como quien hace méritos para que le envíen junto a los amigos que juegan al dominó y a la crisis para que vengan los marines. Parece que su plan B es que lo encanen también a él para ver si así se aleja de la porquería esa que fuma o, quién sabe, si también trata de protegerse de los marines, de esos mismos que en medio de la confusión y la violencia que siempre les acompaña violan o matan las mujeres pobres de otros países que defienden lo suyo, y hasta varoncitos de aspecto distinguido como él. Así pues y, perdonen la impertinencia, no le vayan a dar mi puesto a Freddy, dejen tranquilo a ese coprófilo en su quinto punto cardinal; él puede irse a Miami donde está Orlando Urdaneta bailando en una nota perpetua dentro de su paraíso artificial.
Estoy seguro que estudiarán mi caso y harán todo lo esté en sus manos. Ya me estoy viendo instalado en mi confortable celda, aislado del mundanal ruido y de los peligros de la gasolina y, en la cual, me comprometo a tener una conducta ejemplar como si fuera un interno sin dar ruedas de prensa ni filtrar videos para hablar mal de mi país que está atacando el problema de la vivienda.
¡No olviden el CLAP!