¡Fin de mundo! ¡los pobres nos quedamos sin canchas de golf!

¡Chávez vete ya! ¡con mis campos de golf no te metas!

¡Que escándalo, por Dios!, ¡con mis campos de golf no te metas! Esta pobre gente rica no pega una ni con saliva de loro. Tienen un espectacular alboroto porque la Alcaldía Mayor y el odioso Juan Barreto publican en gaceta la expropiación de los campos de golf del Country Club y el Valle Arriba Golf Club. Globovisión tiene su musiquita de tiburón y todas las microondas desplegadas. Las periodistas –tan bellas ellas- tienen carita llorosa mientras entrevistan a los dueños de estos “populares” clubes.

¡Fin de mundo!, ¡aumentará el desempleo, cientos de miles de personas perderán sus puestos de trabajo!, ¡el aire se contaminará en Caracas!, ¡sus predios se verán invadidos por gentuza!, ¡la propiedad privada está siendo violada!, ¡llegó el comunismo!... ¡que hipócritas y fariseos son!, ¡por eso no volverán!

Vamos a ver… el derecho a expropiación por razón de utilidad pública está contemplado en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. También lo estaba en la Constitución de 1961. La expropiación de un bien por causa de utilidad pública no viola el derecho de propiedad consagrado en la Constitución, todo lo contrario, la consagra.

¿Qué tal si no se hubiese podido construir el metro por no poder expropiar los inmuebles que hubiesen impedido su construcción?, ¿qué tal si no se pudiesen construir carreteras, autopistas o vías férreas por la misma razón?, ¡un absurdo!, ¿verdad? Entonces… ¿por qué el escándalo?, ¿qué es lo que realmente les duele?, ¿será acaso la gramita o será por ventura la inmensa popularidad del juego?, ¿qué será lo que quiere el negro?, ¿no será lo que sabemos… y es que el escándalo se debe a que esos terrenos no aguantan una revisión porque no son de ellos? Un pajarito me dijo que el ciudadano que vendió los terrenos del Country Club falleció en 1949 y lo revivieron para firmar en 1952. Algo parecido ocurre con la tradición de los terrenos del Valle Arriba… seré malpensado…¿no será eso?

El alcalde estrella del fascismo en Venezuela –perdóname Capriles Radonsky, pero no eres tú- Mr. Leopold López, tiene un magnífico plan, cantado y aplaudido por todos los medios de desinformación de la burguesía, que contempla hacer lo mismo que propone Juan Barreto pero en Fuerte Tiuna y en la Base Aérea de la Carlota. ¡Aplausos, fanfarrias…nada de la musiquita de tiburón…! ¿Y donde está la Carlota?, ¿no está acaso en el corazón mismo de las doñitas del este, dicho sin distingo de género?

Entonces lo que les duele no es el medio ambiente. Tampoco les duele la expropiación como doctrina. ¿Qué le duele entonces al fascismo?, ¿dónde tiene la puntá?. Lo que le duele al fascismo burgués es su talón de Aquiles, el único sitio donde de verdad le duele: la cartera. Todo estaría bien si Sir Leopold pudiera hacer su guiso, construir centros comerciales y generar un negocio redondo para ellos. Contaría con fanfarria -¡dígalo ahí Alberto Federico!- si hubiera algodón para ellos. El colmo del descaro es que semejante tajada los excluya a ellos. ¿Cómo es posible, Dios mío? A Juan Barreto se le olvidó algo: reunirse con ellos y proponerles el negocio. ¿Cierto?

De todos modos, creo que algo aquí no funciona bien. Caracas exige ser desconcentrada. Todos esos espacios deberían –es mi opinión- significar espacios para el solaz y la recreación del caraqueño. El sistema de ferrocarril que pronto entrará en funcionamiento convierte los valles del Tuy en lugares privilegiados para el desarrollo de ciudades satélite, bien planificadas, con todos sus servicios y al pie de estaciones ferrocarrileras. Expropiación con esos campos y espacios públicos de calidad para el pueblo. Una muestra de democracia participativa y protagónica no vendría mal ¿verdad? ¡Dígalo ahí Juan!. Eso es lo que hay.

¡SON DIEZ!
MILLONES LOS QUE LES VAMOS A METER
¡SON DIEZ!


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Martín Guédez


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