No conocemos de un antecedente político de torpeza similar al de la derecha venezolana. Fuimos de los que pensamos que con la elección de Ramos Allup a la presidencia de la Asamblea Nacional la derecha tomaría, dada su experiencia política, un camino diferente más allá de sus acostumbrados desplantes, bravuconadas y ridículos rebusques oratorios.
¡Que va! El tipo demostró estar decrépito y en lugar de sacar ventaja política del hecho real de controlar legalmente la Asamblea, la metió en una lucha contra el resto de poderes constituidos y en un desacato que la anuló por completo desde el punto de vista legal y constitucional.
Luego y en un acto ilegal (lo eligió una asamblea en desacato) vino un fascista llamado Julio Borges. Allí terminaron de ponerla. La falta de cerebro, escrúpulos y moral del jefe de un partido que nació como producto de un acto de corrupción (con dinero mal habido de una empresa del Estado) hacía imposible que la derecha desarrollará una estrategia política, legal, coherente y con posibilidades de lograr su objetivo principal.
¿Cómo es que unos políticos ganan unas elecciones parlamentarias y se colocan en desacato de la ley, sin hacer nada para rescatar la legalidad de la institución?
Les bastaba con desincorporar dos parlamentarios (elegidos fraudulentamente) y exigir elecciones inmediatas para nombrar a sus reemplazos . Sin embargo, optaron, por tercera ocasión, en llamar a guarimbas para desestabilizar el gobierno
Todos sabemos lo que con eso han logrado y el enorme rechazo que en la población han generado. Eso, sin contar las acciones judiciales que sus dirigentes habrán de enfrentar tarde o temprano.
Despues de argumentar que la violencia continuaría hasta que el gobierno decidiera contarse en unas elecciones generales, respondieron con una inmadurez y una torpeza mayúscula a la convocatoria que a constituyente hiciera el presidente Maduro.
Que si debió convocarse a un referendo previo, que no podía ser sectorial, que la convocatoria estaba hecha a la medida del chavismo, etc, etc, etc.
No hay ninguna duda que la pelea en la elección de los constituyentistas hubiese sido dura y tampoco la había en que ellos tenían oportunidad cierta de obtener mayoría.
Es una infantilada afirmar que la elección sectorial los perjudicaba. ¿Es que acaso no tienen votos entre los trabajadores, estudiantes, campesinos, pescadores, empresarios, discapacitados, jubilados y pare de contar? Si es verdad que son mayoría, podían haber hecho lo que quisieran, pero se volvieron a equivocar o ¿Será que no son mayoría?
El haber controlado la ANC les habría permitido convocar a elecciones generales y cambiar al Presidente, gobernadores y alcaldes (su objetivo primario); destituir a los magistrados del TSJ, rectores del CNE, Contralor y Defensor del Pueblo (su objetivo secundario); cambiar la constitución e incluso imponer nuevamente la de 1961 (su gran sueño); controlar nuevamente Pdvsa (su anhelado botín).
Pero no, reaccionaron con miedo y visceralmente y cerraron la puerta. Ya después no podían dar un paso atras.
Ahora la botaron de jonron. Convocan a un plebiscito en el cual ellos decidirán quién, cómo, cuándo y dónde votan. Ellos mismos serán los que cuenten, validen y anuncien los resultados y para colmo esos resultados les permitirán crear un nuevo gobierno.
¿Había visto usted mayor estupidez?
Viendo semejante demostración de torpeza, uno se pregunta ¿Habrá algún país en la OEA o en la ONU que valide esa acción? Y de hacerlo ¿Podría entonces la oposición de Brasil, Argentina, Mexico y otros hacer lo propio?
Ahora, más allá de lo que esas organizaciones puedan decidir, el resultado seguro será que 17 de julio Maduro seguirá siendo Presidente y cada uno de los poderes públicos seguirá siendo dirigido por lautoridades actuales. Hasta es posible que la bruja Luisa aún este al frente de su banda.
Lo mismo no puede decirse que ocurrirá después del 30 de julio, y quizás de allí tanto desespero. Tanta torpeza tiene que pasar factura y la constituyente que cambiaron por violencia y plebiscito parece que se las va a cobrar. Porque como diría Cantinflas: "Esa es mucha falta de brutalidad"