La oposición espúrrea y su divorcio con el pueblo

Quizás sea un sacrilegio comparar el origen del comportamiento de la oposición imperial nacida en Venezuela, con la guasa recogida en la picaresca española; pero algo hay de eso , sin duda. Inevitablemente se nos viene a la memoria algunos pasajes del Lazarrillo o del Guzmán de Alfarache. Sólo que aquella manera de oficiar la picardía, estaba imbuida de la gracia que el arte impregna, y nunca pasa del tufillo, de la felonía, al crimen avieso, jamás confesado. Esta suerte de picardía grosera, y de albañal practicada de manera torpe y bobolonga por la oposición imperial, ensorbecida en su suprema necedad,no merece ser recogida para la posteridad como lo hizo la tradición popular en el caso del Lazarillo o Como Mateo Alemán en "El Guzmán de Alfarache". Pero esa conexión, si es que existe, y si se nos permite la licencia, no es lo que más importaría a la hora del análisis de un comportamiento que desborda los límites de lo demencial.

Como ejemplo tomaremos el tratamiento que esta oposición espúrrea ha dado a las Captahuellas: las captahuellas, según el filósofo Rosalito son Chuquis que se comen la tranquilidad de una bandada de adecos que necesitan la suficiente paz para votar sin traumas y sin preocupaciones, 30 o 40 veces por él, que es el convicto y confeso candidato del Imperio Yankee.

Las captahuellas, estima el inefable Rosalito y toda la oposición espúrrea, tienen que ser eliminadas, para crearle unas condiciones óptimas para poder lograr el voto plural de los flojiboneros que sueñan con la tarjeta de débito y de los muertos y resucitados que no están acostumbrados a controles de ningún tipo que les impidan realizar el acto de magia de querer ejercer todavía el voto multiple en favor de un adeco, aun insepulto, Los difuntos no pueden votar sino en un clima idílico y silvestre; lo cual es impòsible si no se retiran las captahuellas.

En todo este drama lastimoso para la oposición espúrrea, esta el hecho deprimente, que ellos no quieren confesar: hace muchísimo tiempo, desde los tiempos de la tribu de Morales Bello y Cecilia Sosa, que ellos, están divorciados del Pueblo. Y ese divorcio se dió cuando ellos botaron por un precipicio, el respeto que le debían al Pueblo, y ese precipicio fue "el Conteo Manual con su acta mata voto". La oposición espúrrea se asemeja a un marido flojo y bribón, que después que la esposa le aplica un divorcio forzado, no se quiere mudar de la casa.

Qué pena con esta oposición espúrrea que no se quiere mudar del ancho corazón de nuestro Pueblo, donde hace muchas lunas es indeseable. Qué lástima. Si se reconocieran cómo expulsados del amor del Pueblo, por lo menos evitarían hacer el ridículo.


Eduardo Mármol

Si no fuésemos capaces de construir un mundo mejor,entonces nuestra vida sería suceptible de ser revisada por aquellos que estan trabajando en ese noble propósito.


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Eduardo Mármol


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