Nuevamente el dialogo entre la oposición venezolana y el gobierno copa la escena política nacional y las primeras páginas de la prensa internacional. Sin embargo, desde nuestra perspectiva ese dialogo está condenado al fracaso desde el mismo momento de su concepción.
No significa esta afirmación que estemos opuestos a él y mucho menos a la intención del gobierno de llamar a la oposición venezolana a participar en la lucha política como lo hacen los demócratas, pero no nos embarga el optimismo que vemos en algunos.
Nuestro pesimismo se fundamenta en la actitud histórica e histérica de la oposición, que nos obliga a preguntarnos ¿Cuánto tardarán en darle una nueva patada a la mesa?
La situación actual se nos antoja parecida a aquella que vivimos en 2002, cuando al mismo tiempo que la oposición participaba en una mesa de dialogo, coordinada por el expresidente colombiano Gaviria, daba los últimos toques a un golpe de Estado cuyo detonador sería el asesinato de inocentes con francotiradores.
Hoy la oposición forma parte de este nuevo intento de dialogo, pero lo hace, como de costumbre, con un puñal escondido bajo la manga. Por un lado "dialoga" y por el otro viaja por el mundo pidiendo invasión a la patria y promoviendo sanciones de muerte y hambre contra el pueblo por el cual dicen luchar… Es que esa actitud de doble rasero, forma parte de su ADN político.
No conciben la política sin apelar cada vez que sea posible a la muerte, el dolor, la violencia, el hambre y la mentira.
Una de las causas por las cuales, desde nuestro punto de vista, el dialogo está condenado al fracaso es la nula capacidad de decisión que tienen los dirigentes de la derecha. Ya vendieron el alma al diablo (léase el gobierno gringo) y es éste quien ahora toma las decisiones, incluyendo la de intentar asfixiarnos económicamente, con miras a las elecciones presidenciales de 2018.
Por otro lado, y a pesar de sus bravuconerías, la derecha no está en condiciones de exigir nada a través del dialogo, porque nada tiene que aportar. ¿Cuál es su elemento de negociación? ¿Pueden acaso revertir las sanciones gringas? ¿Pueden ofrecer una paz que ya ganamos? ¿Pueden controlar a Dólar Today y sus efectos?
Si en algún momento la derecha ha estado maltrecha es hoy. Su capacidad de movilización es nula, están impedidos de generar violencia en el corto y mediano plazo, su reducto político (Asamblea Nacional) es un cascarón vacío, quemaron a la Fiscal que les garantizaba impunidad y políticamente van de derrota en derrota. De hecho, la payasada de sus elecciones primarias sólo sirvió para mostrar la profunda división que sufren, la violencia y el odio que anidan, la poca motivación que despiertan en sus seguidores y la posibilidad de que partidos como Un Nuevo Tiempo y Voluntad Popular pasen a la historia.
Esa realidad deja a la derecha con las manos vacías para negociar, pues su accionar político sólo puede limitarse a seguir pidiendo invasión y sanciones y eso son temas en los cuales lo único que pueden hacer es seguir instrucciones.
En resumen, si no tienen nada que ofrecer, el dialogo carece de sentido.