Definitivamente el plan de Manuel Rosales va más allá de la simple competencia electoral por la Presidencia de la República. Su intención es desarrollar un conjunto de acciones que le permitan crear las condiciones para generar violencia callejera, desconocer la victoria de Chávez y propiciar la desestabilización del país con el apoyo del gobierno de EEUU y los medios de comunicación social. Esas acciones comienzan con la guerra de las encuestas y adquieren su máximo esplendor el 03 de diciembre.
No resulta casual que el candidato de la oposición se convierte en epicentro de la violencia cada vez que asiste a un barrio, urbanización o concentración pública. Esas denuncias de supuesta agresión en su contra constituyen un vulgar chantaje para crear la sensación de un clima de violencia callejera en medio de la campaña electoral. Los supuestos agresores de Rosales, en las concentraciones públicas que intenta realizar, son enviados (y pagados) por ellos mismos para ocupar un centimetraje en los medios de comunicación y al mismo tiempo justificar posteriores acciones de violencia dirigidas desde su comando de campaña para intentar desestabilizar el país.
Otro elemento que resalta dentro del plan violento de Rosales es la llamada “guerra de las encuestas” que busca condicionar la opinión pública construyendo una sensación artificial de triunfo o crecimiento de la preferencia electoral de un candidato que se reconoce, electoral y políticamente, derrotado. Contradictoriamente todas las encuestadoras de oposición han realizados estudios de opinión y publicado resultados que brindan una alta intención del voto a favor de Chávez como candidato presidencial matizado con un altísimo apoyo a su candidatura. Datanalisis y Seijas, reconocidos enemigos de Chávez y de la Revolución Bolivariana, han mostrado resultados que lo ubican por encima del 54% de la preferencia electoral y a Rosales en un 17%, en su mejor momento.
Sin embargo, en los últimos días los medios de comunicación le han dado mucha difusión a una supuesta encuesta realizada por la empresa PS&B propiedad de Doug Shoen, un conocido mercenario de las encuestas de origen norteamericano. Según esta encuestadora norteamericana Rosales tiene un 35% de aceptación y Chávez viene bajando. La intención es evidente. Utilizaran esta empresa norteamericana para tratar de condicionar la opinión pública y en el mes de octubre presentarán resultados chimbos de supuestas encuestas donde los candidatos aparecen empatados. El cruce de las curvas estadísticas. Y en noviembre pretenderán colocar a Rosales en el primer lugar para justificar un desconocimiento de la victoria de Chávez con actos de violencia callejera.
Rosales y su equipo saben que la fortaleza democrática y electoral de Chávez resulta insuperable en estos momentos. Saben que no pueden derrotar a Chávez y trabajan para derrocarlo. Han retomado el atajo antidemocrático y mantienen la careta democrática con su participación en las elecciones. En un principio se plantearon desprestigiar al CNE para justificar una renuncia anticipada que les permitiera deslegitimar el proceso electoral y la Revolución Bolivariana, hoy se plantean crear las condiciones para impulsar la desestabilización.
Para nosotros la victoria de Chávez no está en discusión. Trabajamos incansablemente para garantizar la mayor cantidad de votos. Marchamos rumbo a los 10 millones de votos. Será una diferencia que elimine cualquier posibilidad de duda y destruya la pretensión antidemocrática, violenta y antipatriótica.
Sabemos que Rosales y su equipo insistirán en su plan para desconocer los resultados. Sabemos que seguirán presentando encuestas chimbas. Propiciaran la violencia en los barrios, urbanizaciones y concentraciones públicas. Sabemos que los asesores norteamericanos indicaran el camino antidemocrático porque se reconocen derrotados.
Nos corresponde trabajar con mayor fuerza para garantizar la unidad del Chavismo y el respeto a los partidos políticos. La participación activa de los movimientos sociales. La defensa de los logros de la Revolución Bolivariana y la respuesta a las demandas populares. Nos corresponde permanecer en la calle como escenario de combate para la garantizar el respeto a la victoria del 03 de diciembre y la profundización del Proceso de Cambios y Transformación Social que vive el país.