Me disculpan las inquietas ratas del mundo animal que las meta indirectamente en este "rollo" de nuestro devenir histórico. En verdad, el problema no son ellas. Nuestra contradicción es con un grupo de supuestos "venezolanos" prófugos de la justicia, cuyo comportamiento es ruin, cobarde, inhumano y vende patria. Son financiados por el imperio asesino del norte (EEUU) para que atenten contra la dignidad e independencia de nuestra patria. Son los vende patria. Roedores de la traición y la muerte. Roedores de la infamia y la mentira. Cipayos que le han vendido su alma al diablo. Poco les importa la integridad del país, para ellos primero están sus mezquinos intereses mercantiles. Suplican y suplican al imperio para que recrudezcan las sanciones a Venezuela y que terminen de una vez por invadir. Me refiero a las ratas de Julio Borges, Antonio Ledezma, Carlos Vecchio, Freddy Guevara, Carlos Ortega, Ramón Muchacho, David Smolansky, Luisa Ortega Díaz y otras "perlitas" de la traición a la patria. Estos sinvergüenzas e irresponsables tendrán algún día que rendirle cuenta a los venezolanos. Dicen que las ratas no vuelan, pero estas hienas de la miseria humana viven de negocio en negocio a través de las ONG financiadas por las transnacionales y el imperio, para hacer trabajo sucio en el país. Ahora la han cogido con el negocio de los inmigrantes en la frontera, donde se han chupado millones de dólares otorgados por enemigos de Venezuela que siguen soñando en derrocar al legítimo gobierno del presidente Nicolás Maduro. Así se comportan los mercenarios y enemigos de la patria. Ya ellos sacaron a su familia y sus bienes de nuestro país. Todos son prófugos de la justicia. Después de haber cometido toda clase de fechorías, huyen del país y se declaran "perseguidos políticos". Vaya que ironía de estos pelucones. Ellos piensan regresar y reinar bajo las cenizas que se desprendan de una hipotética invasión a nuestra Venezuela. Dentro de nuestro país también hay unas alimañas en línea directa con las que se encuentran en el exilio. Son caimanes del mismo pozo. Han perdido fuerza y lucen desconcertados y frustrados. Viven solo de las redes sociales, montando falsos positivos. Han fracasado en todo. En definitiva, son también ratas de la politiquería barata. Me disculpan el tema y los epítetos, pero rata es rata.