Que torpes son los dirigentes adecos y cuan cargados de prepotencia han estado toda su vida. Con la caída del régimen de Pérez Jiménez ascendieron al poder y con ellos sus ínfulas de nuevos ricos y dueños del país. Rápidamente se olvidaron de su origen como parte de un pueblo y no perdieron oportunidad para reprimirlo y apoderarse de lo que por derecho le pertenecía.
Poco a poco el pueblo se fue cansando de sus crímenes, prepotencia, abusos y robos. Los esperó en la bajadita y con Chávez les dio la estocada.
La victoria de los revolucionarios, en 1998, provocó una desbandada que convirtió al partido blanco en un verdadero “cascarón vacío”.
No fueron pocos los que rumiando su rabia y calificando de chusma a quienes los habían desalojado con su voto del poder, migraron a grupos como Primero Justicia, donde se sintieron a sus anchas; dada la convicción de sus líderes de que pertenecen a una raza superior que bien puede despreciar a los humildes y derrochar odio fascista.
Tal es el caso de lo más varonil de Primero Justicia (Liliana Hernández) quien el pasado fin de semana, aprovechó que se encontraba ante cientos de seguidores para intentar amedrentar y humillar a un reportero de VTV, golpeándole el pecho con su dedo y diciéndole en tono despectivo “tu sueldito lo pago yo con mis impuestos”.
Bueno sería que Vielma Mora chequeara cuanto ha pagado la defensora de Blanca Ibañez en impuestos, a lo mejor se lleva una sorprecita; pero mejor aún es que el pueblo venezolano vea el video que contiene la escena descrita.
Ver ese video es palpar el odio que sienten los líderes de la oposición por ese pueblo al que definen como parásitos.
Ver a la borrachita enrostrarle al periodista su condición de pobre, porque lo que tiene es un “sueldito” es traer al presente la prepotencia de otro alcohólico como Jaime Lusinchi, tratando de intimidar al periodista Luis Guillermo García.
Con el mismo tonito, con el mismo dedo y con el mismo desprecio el borrachín presidente le dijo al periodista “tú a mi no me jodes”.
Así son ellos, hablan de respeto a la libertad de expresión, se autodenominan defensores de la democracia y los derechos humanos y acusan de sembrar odios a otros; pero basta que alguien les haga una pregunta incómoda o los muestre tal como son, para que saquen a relucir toda su violencia y esa creencia que los acompaña desde los años cincuenta, de que son los dueños de este país.
No pierden estos adecos de uña en el rabo, oportunidad para sacar a relucir su desprecio por quienes los humildes, por los que ganan un "sueldito". A Federico Ravel, por ejemplo, poco le faltó para golpear a un periodista de VTV porque le hizo una pregunta incómoda.
Ese es el verdadero rostro de los que engañaron al pueblo diciéndole “Jaime es como tú” y hoy pretenden engañarlo nuevamente culpando de su odio y sus miserias al presidente Chávez.
Que bueno sería que VTV mostrara en Contacto en con la Realidad, o en La Hojilla, las imágenes de Lusinchi, las de Ravel y las de Liliana, con las posturas ya mencionadas.