No nos sorprende. Sin embargo, nos preocupa la actitud de la oposición en los últimos días. Se desataron los demonios antidemocráticos. Las próximas dos semanas pueden acelerarse algunos acontecimientos. Rosales, sabiéndose derrotado, recurrirá a una voraz campaña mediática para hacerle creer a la gente que en el corto tiempo que resta para la jornada electoral la correlación de fuerzas puede cambiar. Buscaran crear las condiciones para justificar el desconocimiento de los resultados. Su comando de campaña se desgañitará gritando fraude y solo conseguirá prolongar la agonía de Rosales.
El escenario electoral ha sido ocupado por una estrategia mediática que pretende construir una matriz de opinión para ubicar al heredero de la cúpula adeca con un crecimiento acelerado y sostenido que le permitirá en los próximos 15 días ocupar el primer en la preferencia de los electores. Repetirán incesantemente que hay un empate técnico. Inventarán encuestas, resultados y encuestadoras para sustentar tal pretensión.
Los grandes medios de comunicación sustituyeron las organizaciones sociales y partidos políticos de la oposición que han desaparecido del espacio público para dedicar su esfuerzo al objetivo desestabilizador. Fluye la conspiración antidemocrática matizada con esta voraz campaña mediática.
En las distintas regiones del país ha comenzado el desfile de la chatarra política. Lo mas recalcitrante del pasado y desgastados dirigentes de baja ralea han salido a ocupar un espacio en los medios de comunicación. Eduardo Fernández, estigma de un pasado oscuro para la Patria, recorre el país tratando de desacreditar al Consejo Nacional Electoral –CNE-, hablando (anticipadamente) de fraude y negando la obra del Gobierno de Chávez.
En el Estado Bolívar, particularmente, reapareció Jorge Carvajal Morales símbolo de la corrupción, la desidia y la demagogia y junto a él Antonio Rojas Suárez, estigma de la traición y el engaño. Ambos haciéndole coro a Andrés Velásquez, ejemplo vivo de la degeneración política.
Más allá de sus patéticas incoherencias gramaticales y su maltrato al lenguaje, el heredero de la cúpula adeca avala con su silencio las acciones públicas de los enemigos de la democracia y la Patria. La agonía de Rosales lo lleva a convalidar la convocatoria de Rafael Poleo a propiciar un amanecer sangriento el 04 de diciembre y al mismo tiempo aplaude la convocatoria golpista de Álvarez Paz cuando llama a derrocar al gobierno porque resulta imposible derrotarlo electoralmente.
El dramático intercambio epistolar entre Rosales y el inefable Henry Ramos Allup es la última evidencia pública de su conocimiento y resguardo del plan desestabilizador. Es una clara demostración del predominio de los sectores antidemocráticos de la oposición en la conducción de la campaña. Rosales pretende hacerse el loco y aparecer como ajeno a los planes de una oposición que sigue empeñada en transitar el atajo antidemocrático.
Las cartas están echadas. Rosales se reconoce derrotado y sabe que en 15 días no puede cambiar esta realidad electoral y política. Los enemigos de la democracia y la Patria no encuentran eco popular y se prolonga la agonía de Rosales que ya no tiene excusa para renunciar como lo había planificado inicialmente.
La victoria electoral de Chávez luce irreversible y el triunfo político se consumará cuando el pueblo organizado derrote las intenciones de crear un clima de violencia y el desconocimiento de los resultados electorales.
El apego a la democracia y la disposición a vivir en paz conlleva al rechazo de acciones como las planteadas por Poleo, Álvarez Paz y Henry Ramos Allup avaladas por el silencio cómplice del heredero de la cúpula adeca. La transparencia electoral está demostrada y los resultados de las elecciones del 03 de diciembre son el producto histórico de un largo y laborioso proceso socio-político que nos conduce, inexorablemente, a consolidar los cambios estructurales para construir una Patria donde impere la justicia social y prevalezcan principios auténticamente democráticos tal como se expresan en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.
Rosales sabe que el noble pueblo Venezolano no permitirá que se repitan acciones tan degradantes y perversas como lo ocurrido en abril del año 2.002 y menos la dolorosa realidad de ese mismo año cuando estos mismos personajes, en nombre su gloriosa oposición, nos robaron el derecho a disfrutar una navidad en paz. Rosales sabe que este noble pueblo no regresa al pasado. Las cartas están echadas. La victoria de Chávez es irreversible. La oposición se desespera y Rosales agoniza…
dariomorandy@cantv.net
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