La contundencia del triunfo del bravo Pueblo venezolano, frente a las pretensiones de algunas individualidades, a cuya cabeza estuvo como siempre el Imperio norteamericano, no dejan lugar a dudas: aquí quien manda y seguirá mandando por el tiempo que le señale su vocación de construcción del Socialismo, es el Pueblo de Simón Bolívar.
Más allá del triunfo de nuestro Pueblo bajo la orientación y conducción de de Chávez, un comandante indiscutido, cuyo nombre escrito ya desde hace rato en la arena política de América y más allá, con letras de selva, de río, de sabana, de cielo, de amor ampliado; está la consideración de sí por primera vez en ocho años, podemos contar en Venezuela con una verdadera oposición democrática.
Quizás nadie pueda negar que por lo menos ha nacido un gesto, que pudiéramos interpretar como de buena voluntad, aunque ese primer gesto se nos haya dado, como ha sido costumbre en estos últimos ocho años, bajo condiciones. El señor Manuel Rosales, que no hace falta que sea un graduado de la Educación formal, como efectivamente no lo es, para aspirar a conducir un Pueblo tan digno, y tan grande espiritualmente como el venezolano; necesariamente tiene que ponerse a estudiar desde hoy, como un loco, como lo hizo Alonso Quijano el Bueno con aquel cerro de libros de caballería.
A Manuel Rosales no le hace falta estudiar, como aquella crisálida de lo que después sería el Quijote; libros de caballería; pero si le hace falta urgentemente estudiar principios básicos de Economía, de Historia, de Política, de Literatura, para que no siga cayendo en “Cantos de Ballena”. Pudiese empezar leyendo la Odisea, para que siga las peripecias de Ulises en su regreso a Itaca. Necesita encontrarse con las Sirenas para poder establecer la diferencia de los Cantos que amenazaban la vida de Odiseo.
En otros intentos de aproximación, a Manuel Rosales le hace falta ampliar su Cultura, más allá de los pobres conocimientos que ha adquirido en la vida por vía de la imitación. Su situación en ese espectro, es de emergencia. Ineludiblemente el aspirante a superar su ignorancia estructural, no puede perder un segundo para comenzar a formarse de manera autodidacta, ya que al parecer, tiene cierta reticencia con las aulas oficiales. A lo mejor Manuel Rosales en 20 años a fuerza de estudio parejo y sin descanso, logra las condiciones mínimas para ser líder. En estas circunstancias estaría frente a un terrible dilema. O se pone estudiar exclusivamente, mínimo dos décadas sin interrupción; o continúa viviendo en la fantasía creyéndose Líder.
Por otra parte, la situación de Manuel Rosales es crítica. Mientras su salvación podría estar en su decisión de estudiar, también hay que considerar que él tiene que enfrentar un proceso judicial muy difícil por su participación en el Golpe de Estado de abril del 2002 y el paro petrolero de diciembre del mismo año. También está el ingrediente adicional de graves acusaciones de corrupción en la Gobernación del Estado Zulia.
Esta realidad que rodea a Manuel Rosales quien es asomado por el sector opositor como el artífice y el parteador del nacimiento de una Oposición Democrática; impide que el Pueblo crea, considere y asimile tal posibilidad. Las Credenciales que pretende esgrimir el Señor Manuel Rosales para ser el líder de esa recién nacida oposición, es su campaña electoral, según él brillante. El señor Repite insistentemente que recorrió todo el País con la oferta de su tarjeta Mi Negra. Sin embargo en todos los Estados perdió, lo cual revela que su oferta ultra populista no caló en la profunda conciencia de nuestro Pueblo.
Por eso, y por muchos motivos, somos escépticos en cuanto a la realidad del nacimiento de esa Oposición. Al parecer Manuel Rosales tiene 54 años, más 20 que necesita de estudio para conseguir las condiciones mínimas que le permitan interactuar medianamente en la dinámica social; serían 74 años, una edad todavía útil. Esto sin contar que logre superar sus embrollados problemas judiciales. En tal sentido pensamos que todavía Manuel Rosales puede llegar a ser el propiciador del nacimiento de una verdadera fuerza opositora, con la cual poder dialogar en función del engrandecimiento de la Patria. El señor entonces tendría chance para jugar ese papel, sino hay otro en Venezuela, lo cual sería bien triste.
Por el momento el breve discurso en el cual Manuel Rosales reconoce a regañadientes que ha sido derrotada su opción populista y proimperialista, no puede ser tomado como la partida de nacimiento de esa Oposición Democrática que tanto necesita nuestro sistema político.
Ojalá, y no le canten las ballenas a Manuel Rosales.
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