Pánico en el circo: “A Rosales lo volvieron a comprar”

Escuché a un connotado escuálido decir: “Cállate Rosales, que hasta ayer tuviste libreto para el show”. No lo hizo tan mal; pero si Rosales, como él mismo anda diciendo, se pone a recorrer el país, casi nadie le hará caso. ¿Con qué ánimo, en nombre de qué proyecto o programa si nunca lo tuvo? ¿Sería capaz de mencionar, por ejemplo, “Mi Negra”? ¿Qué podría decir que no fuesen las cuatro formulitas que le pasó Washington: afincarse en la “regaladera”, en la inseguridad, en el odio del chavismo y en el comunismo que lo arrasará todo? Rosales llegó desalentado a su casa y se miró en los ojos fulminantes de su mujer, quien también montará tienda aparte (tal cual como lo venía haciendo tres meses atrás) ahora que el show ha terminado. Todo cuanto le rodeaba era falso, Teodoro lo despreciaba, sus asesores vivían con los pelos de punta temblando por sus habituales dislates, y de pronto entra en el vacío de la derrota que como un baño de ácido sulfúrico le cae y lo desploma: “NOS HAN VENCIDO”,… cuando una mil veces en su comando se habían planteado declarar, salir a la calle: ¡FRAUDE, FRAUDE, FRAUDE!

Ahora que Rosales ha entrado solo a su escritorio y se encuentra con todas las chuletas estrujadas y revueltas junto con centenares de tarjetas, de cartas, elogios y pequeños escritos de sus seguidores, no encuentra qué hacer con su simple vida. Se ve tal cual es y ha sido siempre: sin ideas, sin principios, sin pensamientos, sin país, sin patria. Eso sí, con harta plata, con montones de tarjetas de crédito (nada de Mi Negra), con negocios al por mayor, con sus haciendas y propiedades regadas por toda Venezuela: Caracas, Margarita, Mérida... En esa cueva del mercado se refugiará hasta la muerte física, otra vez anónimamente como le ha pasado a casi todos esos jeques que creyeron que la política es sólo soplar y hacer botella, sólo pan y manteca. “Primero Justicia” vuelve a sacar sus cuentas y mira con entera realidad otra mayúscula estupidez, la pérdida horrible de otra oportunidad al darle el respaldo a este bellaco sin alma, y tener que salir por la televisión diciendo que su Manuel hizo un gran papel, que es un gran demócrata, que ha dado un brillante ejemplo de patriotismo, de valor y rectitud. Todo un enjambre de círculos viciosos de vacuidades y falsedades ¡que hasta cuándo Dios mío!

Al fondo de este viscoso panorama que los escuálidos son incapaces de asimilar, y que les hará temblar incluso dentro en sus tumbas, estragados en lo más hondo de sus tuétanos, aparece hoy en “El Nuevo Herald de Miami”: “Auguran éxodo de venezolanos hacia EEUU”.Qué cosa más delirantemente kafkiana. Todos los mayores expertos columnistas de la oposición que le venían alimentando el ego del triunfo arrollador a su propia gente: de que Rosales iba viento en popa en las encuestas y de que estaba a un tris de “cruzar la curva”, andan ahora procurando recoger minucias mediáticas para levantarle el espíritu a ese manicomio de sus pobres y desgraciados seguidores, que los tienen aquí secuestrados desde que Chávez ganó en 1998. les dicen desde sus pasquines: “¿Pero de qué quejarse si los arrasamos en Miami”, “¿Si Rosales ganó en Maracaibo, San Cristóbal y Este de Caracas, en el Country Club, en la Castellana, en el centro electoral del Colegio San Agustín de Barquisimeto?”

Ya Washington, experto en manufacturar escuálidos (escindidos) al por mayor en el mundo, dice que comienza a preocuparse con esa oleada de locos que les pueda llegar desde Venezuela. Locos bien trajeados y de alcurnia que ya los tienen coreanos, vietnamitas, taiwaneses, cubanos, nicaragüenses, argentinos, bolivianos, colombianos, etc., y ahora, Avemaría, los que les van a llegar por avalancha azul, ahora, de Ecuador y Venezuela. ¡Qué horrible mataperrera, Dios mío! Es muy posible que el Departamento de Estado haga grandes cambios en la política inmigratoria con Venezuela, pidiéndole a su Embajador: “Mira, amarra a tus locos. Una cosa es montar un circo, y otra que se nos desmanden los payasos”, ha dicho tajantemente Eric Watnik, portavoz de la agencia en Washington.

Después que los vuelven locos, a los pobres escuálidos en el mundo, quieren ahora asegurarse una inmigración ordenada a Estados Unidos. Qué riñones. Pero aquí en la Embajada gringa han manifestado que es muy natural que “la gente que tiene mucho dinero quiera proteger sus bienes, y decidan irse a EEUU. Lo pueden hacer a Miami, un ''lugar de bienvenida'' para muchas inmigrantes, especialmente adinerados que no tienen problemas para conseguir una visa. Eso beneficiaría a Miami por la existencia de cientos de condominios fabricados y que no han sido todavía vendidos”. Pero por tener mucho dinero no dejan de ser locos, y tendrán hijos mucho más tarambanas que sus padres y se relacionaran con otros botarates perdidamente fascistas, y en fin, el acabose. No hay duda de que EE UU se está convirtiendo en una infernal cazuela de desquiciados tragadores de níqueles, de hamburguesas y amantes de las odiseas de los Rambos.

Pero veamos estas confesiones de algunos desquiciados: ''Mi esposo y yo estamos planeando irnos y queremos que nuestro hijo nazca en Miami'', comentó María Arteaga, una contadora de 33 años que tiene 4 meses de embarazo. La joven pareja no quiere que su hijo se eduque en la revolución socialista que plantea Chávez. Otros como Marianela Pérez, cuyo esposo es banquero, están estudiando las posibilidades de mudarse a Broward. Esta pareja viajó hace 4 meses a Miami para que su primera hija tuviera la nacionalidad norteamericana desde el nacimiento. ''No quise que nuestra hija naciera en Venezuela, porque no quiero un legado comunista para ella'', expresó Pérez.

jrodri@ula.ve




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José Sant Roz

Director de Ensartaos.com.ve. Profesor de matemáticas en la Universidad de Los Andes (ULA). autor de más de veinte libros sobre política e historia.

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