60 a 40… yo te aviso

sus palangristas y los opinadores de oficio tratan de hacernos creer que el resultado de la reciente elección presidencial fue 60% para Chávez y 40 % para manuelito?
Con la repetición incesante de esta mentira pretenden, en primer lugar, hacernos creer que tanto las fuerzas revolucionarias como las opositoras se encuentran al mismo nivel de aquellos días del referendo ratificatorio.
La segunda intención de esta “campañita” es colar la tesis dejar que Chávez no crece, que llegó a su techo, que las misiones no influyen en la opinión del pueblo.
Por último, el 60-40 que no pudieron obtener en las urnas electorales, pero que pretenden imponernos como realidad mediática, está orientado a dejar la sensación de que las fuerzas de la oposición se encuentran intactas y listas para reiniciar el ascenso al poder bajo la dirección sabia y brillante del filósofo maracucho.

Esta estrategia montada por los medios, reduce, como por arte de magia, la tremenda paliza que Chávez le propinó a su opositor, en nada más y nada menos que seis puntos porcentuales. El 63 % de los votos de Chávez es reducido por estos genios de la aproximación matemática a 60%, mientras que el 37% de Rosales lo incrementan hasta 40.
Para que usted tenga una idea de lo que esta maniobra representa, baste con decir que el seis por ciento que olímpicamente ignoran, equivale a 700.000 votos. Esta aproximación “ingenua” es equivalente a restarle a Chávez el 98,3 % de los votos obtenidos en el estado Zulia o la suma de los votos obtenidos en Falcón, Nueva Esparta, Barinas, Cojedes y Delta Amacuro.

Nada hay de cierto en la afirmación de estos artistas de la mentira, de que los porcentajes obtenidos por Chávez y la oposición son los mismos del referendo ratificatorio. En aquella oportunidad el comandante fue ratificado con 18,5% de ventaja (59,1% contra 40,6), cifra que hoy se ha incrementado a 26%.
En votos la diferencia creció de 1.811.621 a 3.000.000, reflejando el creciente apoyo al comandante, en detrimento de una oposición cada vez más disminuida.
Pretender manipular estas cifras con la intención de hacer creer que el respaldo a las misiones y a la gestión de gobierno no crece, no es más que otra mamarrachada de una oposición que no da pie con bola.

Por otro lado, es ridículo pensar que están intactas las fuerzas de la oposición. A punta de mentiras, de encuestas chimbas y de campañas mediáticas le hicieron creer nuevamente a su gente que eran mayoría, logrando movilizarlos a favor de un candidato gris e inculto. Como consecuencia hoy la frustración, la depresión, el asombro y la rabia cunde en las filas oposicionistas.
Aunque intenten ocultarlo, hay una desbandada en la oposición; por miles se cuentan los que nada quieren saber de trabajo político, marchas y concentraciones. Una demostración de esto es que ya para las primeras horas del 4 de diciembre, los “orgullosos avalanchistas” habían retirado de sus vehículos y residencias toda la propaganda que los identificaba como tales.

Lamentablemente, no hay ni la más remota intención de cambiar. No bien habían terminado de recibir la mayor paliza de la que se tenga conocimiento en la historia electoral venezolana, cuando ya estaban montando otra hoya de mentiras y manipulaciones.
Ahora quieren hacerle creer a esa pobre gente que con manuelito a la cabeza ellos pueden lograr reducirle a cuatro años el periodo presidencial a Chávez e imponer la bufonada de la tarjeta Mi Negra.
Créanme que volverán a esa etapa reciente donde concentrar 500 personas era para ellos todo un éxito.


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Alexis Arellano


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