Yo recuerdo, que el 15 de abril de 2002, a dos días del regreso de Chávez a Miraflores, ya los medios golpistas estaban nuevamente lanzados, sin mesura y sin control, a promover un otro Golpe de Estado. No habían escarmentado en lo más mínimo ni estaban dispuestos a ceder un milímetro en sus propósitos; se comenzaron a reír en las mismísimas barbas del gobierno, de todos los poderes del Estado, y aquello todo el día, mañana, tarde y noche eran baños de plomo, ácido sulfúrico y azufre.
De este desmadre tan viscoso y visceral fue por lo que se llegó al paro petrolero de diciembre del mismo 2002.
El país decente lo venía implorando: “O se detiene a la bestia de los medios o entraremos en otro baño de sangre”… y se penetró de nuevo en ese infierno, porque hubo harta muerte de inocentes por la horrible confrontación alimentada con esas Jineteras totalmente desbocadas: la matazón en Plaza Altamira, el caos de la escasez de gasolina (que produjo incendios en humildes hogares), gas y alimentos. Tres dantescos meses en los que se nos arruinaron las navidades, no hubo clases y el país perdió más de 15 millones de dólares.
Derrotados los Cuatro Jinetes de Apocalipsis, aplastantemente, en su delirio por buscar sangre, por implorar violencia y desatar una guerra civil, se apertrecharon de nuevo, con renovados bríos, en otras agudas perversiones, lanzándose a tensar los nervios sobre el otro potro de tortura: el Referendo Revocatorio. Descoyuntados en este frente, pasaron a la campaña de gritar “fraude”. Y del “fraude” a desconocer al CNE, para procurar dominarlo totalmente.
El comodín del “Fraude” lo cargaban debajo de la manga, para esgrimirlo en el revés que llevaban anunciado en la frente: esta vez les falló. Pero ¡OJO!, ¡siguen sin escarmentar!
Ahora pretenden decir que quien verdaderamente ganó el 3-D, fue Manuel Rosales y por tanto debe hacérsele caso en todo lo que reclame, exija y proponga. Continúa la guerra de baja intensidad con el Matacuras y sus monsergas, con el Granielito y sus chorizos, con la Colomina y su bilis, con los Giustis, Andrés Oppenheimer, Masó, Antonetti, Kika, Angola, El Nacional, El Universal; con eses reverberante már de bazofias y memeces que aún desmadran sobre todo a una gran porción de mentes frágiles y débiles, casi todos escuálidos, pero que son nuestros hermanos, nuestros compatriotas, muchos de ellos, seres queridos.
Ha llegado la hora de actuar, señores, y de una buena vez darles el mazazo que se merecen y revocarles las concesiones que les otorga el Estado, y que utilizan para asesinar, para perturbar las endebles mentes, digo, de los escuálidos y para en fin seguir en la maldita obsesión de desintegrar a América Latina.
En las últimas elecciones, la Putas de los Medios lograron admirables resultados: le quitaron a Chávez más de dos millones de votos con el asunto de “Mi Negra”, con el tema de la “regaladera”, con las horribles exageraciones sobre la inseguridad, con lo del peligro comunista y la manipuladera con sondeos y encuestas. En verdad que Chávez no estaba equivocado cuando le nació decir que les meteríamos diez millones por el “bushe”. Los teníamos, pero Las Putas se interpusieron furiosamente, y nos arrebataron esos votos.
Camaradas, ya basta; no queremos seguir viendo y escuchando a esos asesinos de los Matacuras y de los Granielitos en el 2007. Coño, si ganamos con contundencia, por favor, respétese al pueblo, escúchense sus clamores y peticiones, ciérrese de una buena vez a esos antros, a esas cuevas de conspiraciones y terrores mediáticos. Imagínense si realmente les hubiéramos metidos esos diez por el “bushe”. Los teníamos, pero otra vez volvieron las aves del terror a levantar sus pelos y sus pezuñas.
¿Hasta cuándo se va a permitir este juego macabro, camaradas, hijos de Bolívar? ¡Hasta cuándo!