Acaba de aparecer este y que “historiador y analista”, gritando como un energúmeno que el socialismo del siglo XXI de nuestro Presidente es “la tiranía comunista que existe en Cuba”. Y balbucea: “Para establecer una tiranía comunista en Venezuela hay que matar a dos terceras partes de la población, porque la población venezolana es democrática. Y los venezolanos no vamos a aceptar una tiranía comunista en Venezuela”. Guillermo Mojón se siente muy mal porque él dice que sólo se calará un período presidencial de cuatro años, y que después de eso no verá a Chávez como Presidente. Se irá para Carora, se encerrará en un cuarto y no saldrá más nuca a la calle. Ha sido en esto tremendamente tajante. Añade: “De modo que el presidente Chávez gobierne cuatro años más porque ya ha estado en el poder durante ocho. Y dentro de cuatro años haya nuevas elecciones en las cuales el presidente Chávez no pueda ser candidato porque ha sido demasiado tiempo presidente. A Simón Bolívar, a quien él por lo visto tiene especial preferencia por lo que El Libertador decía, no
le gustaba que un solo hombre gobernara tanto tiempo. El presidente Chávez ha gobernado demasiado tiempo sin resultados positivos para el pueblo venezolano”. Cuando se le preguntó por qué entonces tanta gente había votado por él, argumentó: “-Lo que dijo magníficamente Manuel Rosales en sus últimas declaraciones conjuntas con el grupo de dirigentes políticos que, afortunadamente, se pusieron de acuerdo. Que tienen larga experiencia y que son políticos como Teodoro Petkoff, quien dijo que hay que restablecer la política”.
Para Guillermo Mojón, el comunismo hay que pararlo desde la acción del Imperio yanqui: “Creo –dice enfático- que la situación internacional le está indicando al presidente Chávez que tiene que gobernar democráticamente. No se va a permitir en el mundo exterior, no sólo en el imperio, ni tampoco en Europa, que se establezca un socialismo comunista donde haya que matar a gran parte de la población. Porque el comunismo se impuso matando a mucha gente. Fidel Castro tuvo que matar a mucha gente y espantar a la mitad de la población”.
Pero veamos quién es este Mojón: Con motivo del II Congreso de indios de Venezuela, Caracas, 1972, se difundió un afiche con una fotografía de Guillermo Mojón, en el que rezaba: “Se busca por etnocida. Enemigo Nº 1 de los indígenas”. No era para menos. Este señor llegó a escribir cosas como estas en su Historia de Venezuela: “¿Se deben conservar las comunidades indígenas? Esto no lo puede desear nadie”[1]. Escribió Mojón, cinco tomos sobre la Historia de Venezuela, la más grande piratería jamás vista en el universo. Fueron editados en Impresores- Editores, Caracas, en 1971, que contienen unas 2.800 páginas, alabada por un tal Santiago Gerardo Suárez, como “el más acabado monumento historiográfico a nuestra irredenta Tierra de Gracia”. En esas 2.800 páginas Mojón sólo le dedica 18 al tema de la vida prehispánica y posthispánica de los aborígenes de Venezuela. Impresionante. Mojón le tenía asco al tema de los indios porque se consideraba español puro, y de la raza de los Maldonado, de los Rodríguez Suárez, Diego de Losada. Escribió esta bestia lo siguiente: “las comunidades (indígenas) habrán de desaparecer poco a poco, pero apresurando el hecho mediante una acción política combinada y bien establecida, que es la que parece abrirse camino hoy. Hay que tener la esperanza de que en un futuro próximo –cuando se haya conquistado la selva y cuando se hayan llenado todas las tierras con pueblos y ciudades- no quede ni un grupo que hable caribe ni otra lengua aborigen. El problema del indígena será puramente etnológico. Pretender lo contrario es predicar un retorno en el progreso de la cultura, a estadios ya superados por el país[2]”.
Se vanagloriaba Mojón tratándonos con valores hispanizantes, y decía: “Nuestro pueblo tiene elevado rango cultural intelectual, gracias a que los moldes son europeos, hispanos propiamente[3]”.
Sobre esta obra de Mojón escribió un libro la profesora Angelina Lemmo (“DE CÓMO SE DESMORONA LA HISTORIA”, Ediciones de la Biblioteca Universidad Central de Venezuela, 1973; Angelina Lemmo, profesora titular de la Facultad de Humanidades y Educación), en la que comienza diciendo: “Esta es una larga nota bibliográfica llena de interrogantes, producto de la inconsistencia e incoherencia en los temas tratados en la Historia de Venezuela de Morón; producto igualmente de los exabruptos, la inconexión conceptual, la subjetividad, la deshonestidad, la ignorancia y la deslealtad de Morón para con los venezolanos crédulos”. La conclusión de la profesora Lemmo, es que Mojón no es ningún historiador, y cree que su libro más bien debería llamarse: “Historia galimática”, es decir un caos, una barbaridad, un fraude. Para este gran carajo en América Latina no hubo colonialismo, y en su amasijo de incoherencias agrega: “en esta historia no se escriben las palabras colonia, colonial, ni menos colonialismo ni coloniaje, en relación al tiempo de las Provincias”.
Cuando el Ministerio de Educación quedaba en la vieja sede, cerca de las oficinas del Correo, solía ir, yo por allá en 1965, a tratar asuntos relacionados con mis estudios en el Instituto Pedagógico de Caracas. Llegué a ver con cierta frecuencia a Guillermo Mojón en el ministerio, con un traje de dril claro, arrugado, saco corto, un maletín de cuero bastante usado, que abrazaba entre sus brazos, haciendo antesala. Se sentaba a esperar en una silla de metal, a que le llamaran. Tenía aspecto de hombre de campo, con su liquiliqui estrujado, del que puja por ser alguien y coger bastante. Era entonces profesor de Secundaria. Alguien le dijo que tenía porte castellana, de godo toledano o más bien de la región de Trujillo (España), que sus antepasados provenían de reputadas familias conquistadoras, con solar, escudo y casta. Compró un título nobiliario, con sello de la más pura y representativa raza hispana. Fue por la década de los 60, cuando decidió reforzar la historia de Venezuela, esa historia que luego desMORONará, trozo a trozo, la doctora Angelina Lemmo.
Entonces este Mojón era muy apocado, muy sencillo, con el rabo entre las piernas encogido, lo veía uno sonreírle a todos aquellos mamelucos adecos. Pasaron los años, y comenzó a coger vuelo y meterle mojones a medio mundo: en medio de la más pavorosa mediocridad política nacional se fue haciendo un nombre, hasta el punto de que lo llegamos a encontrar convertido en el Presidente de la Academia de la Historia (mientras que al pobre J. A. De Armas Chitty, un verdadero historiador, lo puso de portero). Aquel Mojón se crecía: llegó a recorrer el país recibiendo doctorados honoris causa de las universidades nacionales. En la ULA le dieron dos. Se puso hasta escribir novelas; se carteaba con los escritores españoles más famosos; trajo a Camilo José Cela a Venezuela, y decidió ganarse a todos los magnates de la oligarquía organizando en su mansión de Caracas, las más espectaculares y exquisitas fiestas; incluso superiores a las que en sus mejores tiempos realizaban los Cisneros.
Ha vivido, pues, bañándose en whisky en ceremonias oficiales, viajando y tragando a dos carrillos, y coleccionando reconocimientos de todos los gobiernos como quien recoge chapas en un basurero. Habría que investigar, por qué después del 4-F, este Mojón puso a su hijo a vender los libros de Editorial Ayacucho, y a negociarlos como si fuesen suyos.
Pero sobre personajes como éste, jamás veremos escribir una línea (que no sea para jalarle bolas) a un Manuel Caballero, a un Alexis Márquez Rodríguez, a un Adriano González León, o dedicarle una caricatura grotesca de Pedro León Zapata; no lo harían porque son unos vendidos a los Otero, al oprobioso capital. Más bien le elogian y lo consideran un hombre de ideas profundas y sabihondas. Así está la vaina y ha estado siempre en el mundo cultural de los llamados escuálidos. En 1972, este Mojón se opuso a que De Armas Chitty, se le dieran el Premio Nacional de Literatura. Guillermo Mojón votó a favor de Alfredo Boulton”. Este Mojón, dijo en el 2003, refiriéndose a Chávez: "Es lícito matar a un gobernante cuando éste incumple las leyes, comete injusticias y deja de gobernar. Eso es lo que sería pertinente aplicar hoy en Venezuela". ¿Qué tal?
[1] Citado en “De cómo se desmorona la historia”, Angelina Lemmo, Ediciones de la Biblioteca Universidad Central de Venezuela, 1973, Caracas, pág. 55.
[2] Tomo I, Historia de Venezuela, Guillermo Morón, Impresores- Editores, Caracas, en 1971, pág. 5.
[3] Ut supra, pág. 4.
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