La oposición sigue jugando a la confusión. No habla de fraude, pero ahora pregona que hay gato encerrado en el proceso de cedulación y en el Registro Electoral Permanente.
Sigue sin aterrizar. Hay un sector radical que no tiene remedio, continúa apostando al golpe y la otra; la que se creía cuerda, la que apoya a Manuel Rosales, la que Chávez llamó a dialogar, la que calificó de valiente, parece que se volvió loca, al punto que están pidiendo y pareciera que estuvieran dando.
Manuel Rosales recibió una histórica paliza. Perdió con una diferencia de casi tres millones de votos y todavía celebran el triunfo. Imagínense, amigos lectores. Quieren seguir engañando a la gente con discursos rimbombantes y artimañas del pasado.
El ex candidato Rosales llegó a Maracaibo y retomó la Gobernación del Estado en medio de una fiesta al son de la gaita. Una multitud colmó los alrededores de la sede del gobierno gritando la consigna de su campaña electoral “Atrévete”.
Y al igual que Chávez cuando se asomó al balcón del pueblo el tres de diciembre luego del primer boletín emitido por el Consejo Nacional Electoral, también se asomó al balcón del palacio de gobierno para saludar a la gente.
No lo hizo mal, recuerden que lo mejor que ha hecho Rosales durante su gestión como gobernador del Zulia ha sido imitar a Chávez.
De lo contrario, la derrota hubiese sido más apabullante en esta región, donde se había hecho el mito de que era inderrotable, sin embargo, cogió lo suyo en una especie de campanada para aquellos que insisten en no darse cuenta de que la revolución bolivariana penetró todos los rincones de este país y llegó para quedarse. Eso es lo primero que deben interpretar los dirigentes políticos serios que quieren hacer oposición en Venezuela.
Rosales no lo entiende así, se niega a poner los pies sobre la tierra y más bien fanfarronea. Reta a que le pidan un revocatorio y dice que los zulianos que votaron en su contra, lo hicieron para que no se fuera de la Gobernación. ¿Cómo lo ven?
Insiste en darle un giro al discurso sobre el estrepitoso revés que sufrió al enfrentar a Chávez, en lugar de admitir la verdad de su caída. Por ningún lado menciona la palabra derrota.
Ciertamente 4.196.329 venezolanos no pueden meterse en un sombrero de mago y desaparecerse, pero 7.161.637 mucho menos todavía.
Además hay que recordar que en el proceso revocatorio en contra de Chávez en el 2004, cuando la oposición estaba, sin candidato, aupada por una serie de aventureros, golpistas, el “SI” obtuvo 3. 989.008 votos.
Y ahora con Manuel Rosales al frente como candidato unitario llegó a 4.196.329, es decir, apenas agregó 207.321 votos. En cambio el “NO” contabilizó 5.800.629 votos y ahora tiene 7.161.637. De tal forma, que la revolución sumó 1. 361.008 votos más que en la consulta popular de hace dos años.
Así que no sé de qué se ufana el gobernador Rosales. No crean que su papel como candidato unitario fue un exitazo. Eso es lo que quieren hacer ver, pero no es así. Mienten como siempre.
Por más que quiera evadir el fracaso, lleva la “D” mayúscula de la derrota en la frente. Lo que se le podría elogiar a Rosales es que esta vez no cedió a las presiones de los opositores, como en el “carmonazo” y en las elecciones parlamentarias.
Sólo que eso es una cosa y otra que se crean victorioso, que pretendan hacerle entender a la población esa paradoja de que perdieron, pero ganaron.
Creo que se le fueron los humos a la cabeza. Ahora reclaman participación en la reforma de la constitución y pareciera que no piensan poner las ideas sobre la mesa para el debate, sino imponerlas, como queriendo hacer un país a su propio acomodo.
De tal forma, que mi impresión es que esta oposición tendrá serias dificultades, pues lo que se necesita es que aporte ideas, si es que las tiene, para terminar de consolidar la revolución bolivariana, el socialismo del siglo XXI, que es lo que quiere la mayoría que votó por el proyecto que abandera Chávez, el cual no incluye la tarjeta “Mi Negra”, pero si las negritas de esas tarjetas, de las que nunca se acordaron en la IV República.
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