La Conferencia Episcopal Venezolana, CEV, mantiene su criminal presión contra el gobierno. Después del 3-D, se han venido sintiendo algunos cambios positivos en la oposición terrorista e incluso Manuel Rosales, con sus pares del Petkoff y del Julio Borges, produjeron el milagro de llegar a reconocer el rotundo triunfo de Chávez. Este cambio presenta la posibilidad de una Venezuela menos estragada por la tensión terrorista que se imparte desde Washington. Pero la Iglesia se niega a bajar la guardia por las enormes presiones de la ultraderecha (coordinada por enfermos mentales como Oswaldo Álvarez Paz) que le asegura que si no actúa a tiempo perderá los negocios que tiene con los colegios católicos, se reducirá su influencia sobre los fuertes sectores económicos y muchas otras especiosas parcelas de poder estrictamente manejadas desde el OPUSDEI.
El arzobispo de Caracas, el cardenal Jorge Urosa Savino, hace maromas para mantener contentos a estos grupos de desquiciados que le piden que debe hacer un urgente esfuerzo por exigir la libertad de los policías asesinos de Puente Llaguno y otros fulanos delincuentes presos por criminales acciones contra el pueblo.
Lo primero que lanza la CEV es que el poder se ejerza con una actitud de RESPETO A LAS MINORÍAS. Entre esas minorías se encuentran evidentemente el ex gobernador Lapi, Simonovis, Forero y Vivas, coincidiendo en esto la CEV con las pertinaces posiciones de el diabólico Cardenal Castillo Lara, Martha Colomina, el Matacuras, el Oswaldo Álvarez Paz y Antonio Ledezma entre otros connotados bandidos de la oposición.
No le importa a la CEV, que esas MINORIAS fuesen la que urdieran una escabrosa trama para provocar una guerra civil en Venezuela en 2002. que por culpa de esa MINORÍA aquí se produjo la masacre de Altamira, los atentados contra sedes diplomáticas, marchas de la oposición con fines suicidas (para matar y dejarse matar), ingreso de paramilitares con fines golpistas, guarimbas, demencia racial, tec.
Entonces, hubiese sido bueno que la cúpula de esa élite eclesiástica ante aquellos volcanes de criminalidad diera un ejemplo de cordura, de honradez y patriotismo exigiéndoles a golpistas como Luis Ugalde, Carlos Ortega, Pedro Carmona Estanga y Carlos Ferna´ndez, como a la Gente del Petróleo, que depusieran sus actitudes macabras contra el pueblo. Hoy tenemos que seguir perdonándoles por que son MINORÍAS. Y claro, que seguirán siendo minorías por los siglos de los siglos en Venezuela, y cada vez serán menos, y no sabe uno porque algo que está tendiendo a desaparecer, porque no merece el menor respeto y porque es una lacra, debamos respetarla.
Indirectamente la CEV le está pidiendo a Chávez que otra vez perdone a Marcel Granier y que no le vaya a revocar la licencia a RCTV, porque Granier también es de lo más ínfimo de cuanta MINORÏA alguien pueda imaginar.
Ese es el diálogo y el entendimiento que pide la CEV, cuando jamás ha hecho el menor gesto para contener a sus locos, para pedirle a Castillo Lara y a Luckert que moderen sus satánicas lenguas, para exigirle a Baltazar Porras que deje de mentir, de hacer propaganda partidista y de llamar a la violencia.
¿Quién puede entender eso de que el socialismo del siglo XXI se pueda hacer “ajeno al capitalismo salvaje y a la ideología marxista y estatista cuyos resultados han sido negativos en los países en que se aplicó"? ¿Es que la Iglesia va a seguir alimentando ese cuento muy bien aderezado por el Departamento de Estado de que el “fracaso del socialismo” en los países de Este fue producto de la ideología marxista y estatista? No hay que olvidar que esos países también se llamaban democráticos. Al respecto le pongo por referencia el siguiente texto de Chomsky: “¿Pero por que no dicen que la “democracia” ha fracasado? El hecho de la “democracia” ha fracasado es lo que ha sucedido en Europa del Este. Después de todos aquellos países también se llamaban “democracias”: “democracias populares”. Yo no he visto ningún artículo que diga: “la democracia ha fracasado y no sólo el socialismo”. La razón es obvia: el hecho de que se llamasen “democráticos” no significa que lo fuesen. ¿En qué sentido fracasó el socialismo? Es cierto que la Unión Soviétic a y sus satélites de Europa del Este se llamaban a sí mismos Estados “socialistas”, pero también se llamaban “democráticos”. ¿Eran socialistas? Las ideas consustanciales a su definición, como el control de la producción por parte de los trabajadores, la eliminación del trabajo asalariado, y cosas así. ¿Hicieron estos países algunas de dichas cosas? Ni siquiera se les pasó por la cabeza. En la parte prebolchevique de la revolución rusa hubo algunas iniciativas socialistas, pero fueron aplastadas al instante una vez llegaron al poder los bolcheviques, en cuestión de meses. Al igual que destruyeron al momento las iniciativas a favor de la democracia. La gente comenzó asociar socialismo con totalitarismo soviético, y ese fue un triunfo de la propaganda muy valioso para las élites de Occidente, porque resultó muy fácil sabotear las iniciativas de cambio real en el sistema social de nuestros países, diciendo: BIEN, ESO ES EL SOCIALISMO Y VEAN ADÓNDE LLEVA”.