Me he enterado de que en Venezuela la oposición anda eufórica porque en su discurso sobre el Estado de la Unión ante el Congreso de Estados Unidos el Presidente Donald Trump mencionó a Juan Guaidó, que estaba presente. Lo elogió y agradeció sus servicios a favor de la Libertad (¡entendida en su versión imperial!) y pidió para Guaidó un aplauso, que resulto en una ovación. Tal vez la única que ha recibido.
A la oposición se le escapa que es de buena práctica agradecer a los empleados los servicios prestados cuando se les despide y que a los actores se les despide con un aplauso cuando ha terminado la representación.
La sutileza no es rasgo que caracterice la oposición que es escasa de percibir realidades y eso es lo que hace difícil lograr un entendimiento entre gobierno y oposición que ayude a salir a Venezuela del estado de postración en que se encuentra.
La oposición prefiere usar su fantasía en presidentes imaginarios, en chismes y bulos inútiles, que ruedan por las redes sociales, en lugar de usarla para encontrar propuestas que permitan trabajar en coordinación con el gobierno real y efectivo para recuperar la capacidad productiva del país y el buen funcionamiento de los servicios públicos al nivel habitual de los países civilizados.
El gobierno del Presidente Maduro debiera reconocer la limitación e incapacidad técnica o cultural de los cuadros con los que hasta ahora a intentado poner de nuevo en marcha el país.Conozco algunos irrecuperables porque complacidos de su ignorancia engreída se valen de la intriga para evitar la colaboración de personas más competentes y ese rasgo tan corriente en la política los hace peligrosos para el buen funcionamiento de cualquier equipo.
En la oposición, hay gente patriota con experiencia administrativa exitosa que pudiera ayudar. También hay muchos venezolanos que no son miembros del PSUV, que tienen cerebros bien equipados, que no son enemigos del chavismo, que también tienen interés en mejorar el nivel de vida en Venezuela y en defender su soberanía de las asedio del Imperio; que bien pudieran colaborar, para salir del actual atolladero.
El despido del pantallero Guaidó y la elección de un nuevo Presidente de la Asamblea Nacional debería inagurar un clima menos sectario y más propicio para que el gobierno del Presidente Maduro se abra a la participación de colaboradores que aporten nuevas propuestas para solucionar los graves y difíciles problemas que hoy aquejan a Venezuela.