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Ante la tremenda derrota de ese "CAMPEÓN DE LA LIBERTAD" llamado don Juan Guaidó, ahora, tanto para Estados Unidos como para la Unión Europea se hace imprescindible asesinar al presidente Nicolás Maduro, así de directo, simple y formal como en el pasado se procedió con "tantos terroristas y terribles enemigos de la democracia en Occidente". Es la única fórmula y salida que les queda: el famoso procedimiento de la cicuta y el puñal. Eliminarlo con todas las consecuencias, tal cual como se procedió en Libia cuando sacaron de circulación a Gadafi. Esto es una terrible advertencia, señores, porque ya Guaidó cumplió su ciclo esperanzador como el genio supremo sacado de la lamparita del mago de Aladino… Listo…
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Porque, por otro lado: ¿va a creer don Juan Guaidó que porque lo pusieron por la nubes en la Unión Europea, en Canadá, en la Casa Blanca, en la OEA, podrá venir a Venezuela y recuperar todo el terreno político que había perdido, e incluso seguir siendo por eso "el verdadero presidente de la Asamblea Nacional, y más que nunca el presidente interino, legítimo, de Venezuela"? ¡¿Podrá creerse esa chapuza?! El más grave de todos los problemas en Venezuela es la imposibilidad de construir una verdadera oposición. Aquí entendemos por OPOSICIÓN: posiciones interesadas, y son miles. A Guaidó se le acabó la gasolina de su última gira... Ya recorrió todo lo que podía recorrer en el amplio terreno donde se mueve como un rey, como un héroe, como un portento de la democracia sostenido enteramente por el poder de Estados Unidos.
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Con ese mar de POSICIONES INTERESADAS no puede forjarse un acuerdo político, un proyecto, un plan de lucha. Y lo peor, es que allí convergen como ríos envenados un gran mar de lodo y cegueras sin control. Están allí los despedazados partidos AD y COPEI, cuyos cuadros se desintegraron y sus jefes se transaron con negociantes que persiguen una conflagración total de la Nación. Y sí, Guaidó sale de la OEA, y regresará por Colombia, desandando los mismos pasos con los que salió…
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Están en esas POSICIONES INTERESADAS los reagrupados de cientos de fatales naufragios que persisten en mantenerse, desesperadamente en sacar al gobierno por las malas: de fracaso en fracaso, unos que ayer estuvieron en la ultra-izquierda, luego emigraron hacia la derecha (Proyecto Venezuela, por ejemplo), y vuelven hacia el centro, chapoteando, siempre chapoteando. Guaidó volverá a ver a Duque, a sus aliados, alzará su mano, abrirá sus ojos, dirá cuatro cosas que nadie entenderá y tratará de ser recibido en una concentración de lánguidos opositores en el Este de Caracas…
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¿Qué van a hacer los opositores ahora cuando vuelva Guaidó, a seguir viviendo del cuento de que luchan a brazo partido en contra la usurpación? ¿Unirse a los del Frente Militar, hijos adoptivos de Lusinchi y CAP? ¿O meterse en el mismo saco de la gente de Leopoldo López o Ramos Allup, los saltimbanquis de esa sociedad anónima civil permanentemente dirigida desde el exterior? ¿O seguir siendo en fellows travel de Juan Guaidó, Carlos Veccio, Antonio Ledezma o Julio Borges?
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¿O hacerse cómplices de los desechos políticos como un William Dávila Barrios? Qué desbandada, Señor; qué despelote y qué confusión tan brutal. ¿Quién entre esa gente podría tener espacio y coincidencia de ideas y de propósitos para sostener un programa político en medio de tan especioso caos y desconcierto?
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Mientras esto esté ocurriendo se carecerá de una verdadera oposición. No se puede aceptar que quienes quieren a este país sean nariceados desde organismos internacionales, con injerencias extranjeras y sanciones solicitadas a otras instancias distintas a las nacionales. Guaidó seguirá siendo el mismo vacuo que salió desesperado por aquí ya casi nadie lo quiere.
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O la oposición decide hablarle claro a Estados Unidos diciéndole que nos dejen decidir nuestro propio destino, o siempre vivirán como unos inválidos solicitando muletas ajenas para poder moverse, pero la seguridad de que así nunca saldrán de abajo. Lo del títere Guaidó ha rebasado lo insólito, lo inconcebible en ridiculez y torpeza, y por allí la oposición jamás podrá encontrar una salida digna, netamente venezolana, por ser propio de eunucos, de cobardes, de miserables.
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Luego de esa gira de Guaidó buscando un respiro en el exterior porque se ha quedado sin oxigeno a lo interno, lo que se vislumbra ahora en el panorama de la creciente desesperación de la administración Trump es tensar la cuerda para llevar el país al infierno, ya sea por más ristra de sanciones o por una invasión. Cualesquiera de esas dos salidas que mantendrá Estados Unidos, significará a lo futuro, más suplicio y muerte para los venezolanos, mientras los grandes carcamanes opositores seguirán engrosando su fortuna…
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¿Qué podrá hacer el señor Guaidó cuando vuelva que ya no haya hecho antes? ¿Incrustarse en la AN? Existe una verdad incontestable: no hay un solo ser con medio meñique de frente que sea capaz de creer en Guaidó en Venezuela. Y todo lo que ha hecho con su gira es reconfirmar que está hoy más derrotado y fulminado que nunca. Que todo lo que se ha hecho en esa gira es revelar que han paseado a un muerto por el mundo por el solo hecho de que Estados Unidos se niega fulminantemente a no reconocer que ha sido derrotado. Más nada.