Para algunos la oposición venezolana tiene un virus y para otros, hace rato les cayó la pava. Un enfoque metafísico o una biologización del asunto están lejos de explicar lo que ocurre en el campo político, especialmente con este sector que se caracteriza por ser diverso en sus ideas y proyectos, en medio de una inacabada unidad discursiva y de acción, pero con una intensión común: de afectar de todas las maneras posibles al chavismo, para controlar el gobierno.
Los actores de oposición navegan en dos aguas. En la primera están los que invocan al Tío Sam, se creen mayoría y son los más pantalleros, mostrando con ello su incapacidad de acción y su impotencia política. Esperan que otros le lleven por la vía de la fuerza más allá de sus límites, con la ilusión de ser los ungidos en el proceso de reconstrucción. Son unos chulos, digamos. Han pasado gran parte de este año ausentes del país y ahora están en cuarentena social y colectiva, mientras el chavismo gestiona la atención a la pandemia adecuadamente. Carecen de discurso para mantener la conexión con sus simpatizantes y se diluyen como opción.
En la otra agua navegan los que transitan la vía del acuerdo, haciendo menos ruido y mas comedidos. Para algunos es una forma de sobrevivencia política, pues muchos de ellos han sido marginados por los anteriores, pero es interesante observar que buscan calar en aquellos opositores que están decepcionados, que consideran que les han dejado solos. Están sumando a otros que también proponen puentes. Asumen que el mejor hacer algo, que beneficie a la gente, que dejarla a merced del contrario. Proponen tomar la iniciativa y operar en el mismo terreno que opera y que tiene controlado el chavismo.
El liderazgo del chavismo, trabaja sin mucho escándalo en los diálogos con el segundo sector, con los que comparte una clave: la defensa de la soberanía. Siempre es oportuno el dialogo, pero tampoco hay que ser ingenuo pensando que el chavismo es un proyecto desahuciado, al contrario tiene plena pertinencia y a pesar de las contradicciones es el que aglutina a los sectores populares. Lo anterior explica que el ejecutivo de los EUA afine el bloqueo, criminalice y patrocine nuevas aventuras paramilitares, con el concurso de la oposición chula.